Edición Médica

Jueves, 15 de mayo de 2025
00:14
Ecuador | Colombia
Pensamientos en voz alta
Reflexiones desde una sala de emergencia


Jueves, 02 de junio de 2016, a las 00:57
* Diego Mosquera es periodista de Redacción Médica

Eran la 7:00 de la mañana y yo estaba literalmente doblado del dolor en la sala de emergencia del Hospital San Francisco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Luego de unos 45 minutos aproximadamente una voz ronca gritaba: ¡a ver Mosquera¡ ¡Mosquera¡ ¡que pase Mosquera¡, y si, era el guardia de seguridad que se encargaba de coordinar el ingreso de los pacientes.

Una vez dentro, una doctora, de la cual no recuerdo el nombre por obvias razones, con una cálida voz me  dijo: ¿cómo le va joven qué le duele?

Una vez explicada mi dolencia fui enviado a realizarme una serie de exámenes que me permitieron conocer de punta a punta el Hospital, mientras esperaba pude darme cuenta de la enorme (por no decir incontable) cantidad de pacientes que los médicos tenían que atender.

No está por demás decir que aunque la voluntad de los galenos es buena, son los pacientes quienes queremos ser atendidos con algún tipo de sentido de prioridad.

Aquí viene la primera reflexión, reconozco que debe ser muy duro atender tanta gente enferma y que se queja todos los días, definitivamente para ser médico se necesita una verdadera vocación de servicio y más cuando atiendes en emergencia, en esta parte, un aplauso a la entrega de estos profesionales.

Y bueno, continuando con mi relato, una vez entregados mis exámenes dispusieron que fuera un especialista quien debía decidir mi destino en ese momento (para entonces ya eran las 5 de la tarde), luego de esperar una hora y media junto a otros infortunados ciudadanos,  una figura de blanco detrás una puerta volvió a decir mi nombre, pero esta vez, en un tono más tranquilo me dijo: “disculpará nomás es que no hay muchos médicos especialistas en esta área, somos solo dos”.

Segunda reflexión, ahora entiendo por qué en las entrevistas que he realizado la frase en común es esa misma, “faltan especialistas”, digo, que razón tienen, cómo un sistema de salud con tanta gente que atender no dispone del recurso humano que necesita, y peor tratándose de una tema de “vital” importancia.

En fin, una vez analizada mi situación fui comunicado sobre mi inminente internamiento, así que fui asignado a una cama en la misma sala de emergencia.

Luego de unos 5 minutos vino una enfermera que se dispuso a ponerme el correspondiente suero, “a ver mi joven respire” dijo, cuando de pronto me percaté de que aquella aguja se sintió más de la cuenta.

Al preguntarle el porque me había dolido tanto su respuesta fue: “disculpará, es que estas agujas son una donación china, si son más gruesas de lo normal, pero lo bueno es que ya se acaban”.

Tercera reflexión, ¿por qué usamos donaciones Chinas en el IESS?

Bueno, ya una vez llevado al ‘piso’ el panorama cambió un poco, fui asignado a una cama mientras el televisor daba las noticias y mis compañeros de cuarto me daban la bienvenida.

Minutos más tarde, y con el dolor ya menos fuerte, una especialista en Medicina Interna me dijo que ella sería quien se encargaría de mi caso. Fue la primera y la última vez que la vi.

Durante mi estancia de tres días fueron varios médicos quienes me trataron y cada vez que venía uno nuevo tenía que volver a repasar todo.

Cuarta reflexión, en realidad esa parte nunca la entendí, pero trato de comprender el sistema debido a la gran cantidad de pacientes.

Finalmente ha llegado a una parte que me encantaría destacar, y es reconocer el gran trabajo que en medio de todo este caos tienen las enfermeras.

Ellas fueron quienes siempre estuvieron ahí, pendientes de que no me faltara nada, de que estuviera cómodo y hasta de un par de charlas sobre la vida.

En este punto viene mi quinta reflexión, creo que en realidad si falta mejorar el sistema de atención en la parte pública, aunque se logra el cometido quedan falencias que los pacientes tenemos que pagar.

Reconozco la gran labor que realiza el personal de Salud, ellos son los verdaderos héroes de la gente que tiene una dolencia, pero su trabajo, creo yo, no es debidamente reconocido.
MÁS ARTÍCULOS