Por Joaquín Labado, Managing Director de Healthcare & Life Sciences de Globant.
Recientemente, el ranking de los mejores hospitales del mundo publicado por Newsweek nos recordó un panorama familiar: la excelencia en salud a menudo se asocia con geografías de alta inversión, dejando a Latinoamérica con una representación limitada en la élite global. Sin embargo, este escenario también subraya una oportunidad crucial, especialmente para naciones como Chile, Perú y Ecuador: la integración estratégica de tecnologías emergentes, con la inteligencia artificial (IA) a la vanguardia, para transformar la atención médica.
La pandemia impulsó la adopción tecnológica, pero aunque el 85 por ciento de las empresas inició una transformación digital, el 75 por ciento no vio mejoras (Boston Consulting Group). El problema no es la cantidad de herramientas, sino su implementación estratégica y alineada con la madurez digital de cada organización
. Según la OMS y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), incluso inversiones modestas en salud digital, como telemedicina y chatbots, podrían salvar millones de vidas.
La vanguardia tecnológica en salud hoy está marcada por agentes de inteligencia artificial: sistemas capaces de realizar tareas específicas, tomar decisiones autónomas y adaptarse. Su integración genera amplio debate, especialmente sobre cómo aplicarla sin afectar la esencia humana. En salud, estamos convencidos que su uso mejorará la atención al paciente, la eficiencia operativa y la seguridad de los datos, empoderando a los profesionales con decisiones más informadas y personalizadas.
El informe "
El cambio que impulsan los agentes de IA en las diversas industrias", de Globant, resalta el potencial transformador de los sistemas basados en IA. En una industria que genera 2.5 trillones de bytes de datos diarios, su capacidad para analizarlos resulta impactante. Por ejemplo, en hospitales y clínicas, permite gestionar procesos logísticos complejos, como la cadena de suministro de terapias avanzadas, mejorando hasta un 30 por ciento los tiempos de infusión del paciente.
En el ámbito de los
pagadores y aseguradoras que gestionan el riesgo poblacional y la financiación de tratamientos innovadores, la IA permite un análisis avanzado de grandes volúmenes de datos para identificar patrones de riesgo y optimizar la asignación de recursos. Esto incluye la evaluación de la efectividad de nuevos activos farmacéuticos y la predicción de costos asociados a cohortes de pacientes, facilitando modelos basados en valor.
En términos de la
automatización inteligente de flujos de trabajo y generación de conocimiento médico, han demostrado la capacidad de reducir hasta en un 80 por ciento el tiempo dedicado a la creación de contenido clínico y regulatorio, manteniendo la consistencia y el cumplimiento normativo, y facilitando la gestión del conocimiento especializado.
La verdadera revolución, sin embargo,
reside en la creación de ecosistemas de salud interconectados, donde la inteligencia artificial actúe como el director de orquesta. Se trata de tejer una red que vincule los sistemas de información hospitalaria y los registros médicos electrónicos con plataformas dinámicas de gestión de la experiencia del paciente y coordinación del cuidado. Esto se debe enriquecer con análisis predictivos y herramientas especializadas para una atención basada en valor, transformando datos aislados en conocimiento accionable.
Estos enfoques redefinen la salud hacia una
medicina predictiva y personalizada, donde los agentes de IA anticipan necesidades según historial y riesgos, ajustando intervenciones y comunicaciones para mejorar adherencia y resultados. A su vez, automatiza procesos clínicos y administrativos, liberando tiempo médico, y promueve el empoderamiento del paciente mediante el acceso a información y herramientas de autogestión.
Los hospitales que integran IA ya están viendo resultados tangibles.
El Concord Hospital (EE. UU.) redujo la internación hospitalaria en promedio 1.25 días mediante un sistema de registros médicos electrónicos (EHR) con IA.
El Tampa General Hospital, al integrar IA en su UCI neurológica, disminuyó la internación media, redujo las derivaciones a urgencias en un 25 por ciento y aumentó la eficiencia del flujo de pacientes, liberando camas y recursos.
Como argumenta el Dr. Eric Topol en "The creative destruction of medicine", la revolución digital tiene el potencial de democratizar la medicina, haciéndola más personalizada y accesible. Si bien la tecnología por sí sola no es la panacea, el círculo virtuoso que genera al ser implementada estratégicamente es innegable. La IA no es solo una promesa futura; es una realidad presente que está redefiniendo lo posible en la atención médica.
Tal vez no sea una puerta de entrada a una era de salud democrática y accesible pero sí sea una ventana, y vale la pena abrirla.