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Ecuador | Colombia
Mi Punto de Vista
El ejemplo: Entre el paro nacional y las verdades


Viernes, 18 de octubre de 2019, a las 09:23
*Santiago Zuñiga Ojeda, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Médicos Posgradistas

Estos días vividos por el país y en especial la ciudad de Quito nos dejan varios pasajes para la reflexión y el análisis.

La comunidad indígena de nuestro país que ronda alrededor del 7-8 por ciento de los ciudadanos ecuatorianos, nos dio un ejemplo de convicción y unión, se podrán haber dicho muchas cosas de multas o sanciones a los indígenas por no acudir, pero aquí estuvieron, más de 10 días y eso es digno de reconocer.

La protesta social en nuestro país se reconoce, se ampara, protege y celebra, siempre y cuando sea pacífica, esta no lo fue, invadir instituciones estatales, destruir área pública, privada, secuestrar, cortar suministros de alimentos y agua, discúlpenme, quieran escucharlo o no, es un delito y eso debe ser penado por la Ley.

Ya saldrán los defensores de los DDHH a hablar de las agresiones, pero aquí se agredió el pueblo, y pueblo desde la óptica que sea, somos todos, son los indígenas, los afro, los montubios, los mestizos, los policías, los militares, los políticos, somos todos, los títulos, cargos y nacionalidades no nos ponen por encima de nadie; aquí gano un grupo, seguro y de acuerdo en el más desprotegido y golpeado en el paso de la historia, pero muchas de sus acciones aún las lamentaremos algún tiempo, así mismo como la represión y falta de profesionalismo de nuestra fuerza pública y militar, que más de una vez abusaron del uso progresivo de la fuerza y terminaron convirtiéndose en agresores más no en protectores, eso también deberá ser analizado y penado de ser necesario.

Como medico posgradista de este país, y con una lucha a cuestas, me quedo con el ejemplo de lucha, de unión, temple y coraje del pueblo indígena, con sobra de méritos se han ganado ese reconocimiento; pero también me quedo con lo que no quiero para mi país, el daño a la integridad de una sociedad, física y psicológica, con el aprovecharse de las circunstancias, como fue el manejo de la ayuda humanitaria en los puestos de paz por algunos  indígenas que con mis ojos vi cómo vendían las donaciones a su propia gente; con la imposición, con la falta de diálogo, con la persistente y ridícula tozudez del estado al no involucrar de manera real al pueblo en sus decisiones, (esta última la hemos palpado de manera incesante por parte de los funcionarios públicos con nuestra lucha), hay tanto por mencionar; la comunidad indígena falto a sus reglas sagradas y en el fondo lo saben.

Ama Quilla (no ser ociosos) pero no se trabajó y se impidió que los demás trabajen.

Ama Llulla (no mentir) dijeron que los destrozos fueron por infiltrados pero amenazaron con seguir con la violencia.

Amas Shua (no robar) saquearon fábricas, almacenes, mercados florícolas.

No se hasta donde o con que justificativo violar las reglas, sus reglas y la ley está permitido? Qué nos impide matarnos de una vez?

La realidad es que la falta de preocupación del otro 93 por ciento de la población en la problemática social, clasismo desmedido y falta de solidaridad con la realidad nacional nos ha expuesto de cuerpo entero, es momento de entender a la política y los movimientos sociales/profesionales  como una necesidad, organizada, estructurada, fuerte y debidamente respaldada por sus participantes. La política de este país debe de empezar de involucrar a verdaderos líderes y no a gente que busca enriquecerse a costillas del servicio público y sus deslices.

Finalmente, como médico posgradista, como profesional médico, lo que se me queda grabado en el fondo, es la labor de mi gremio, de mis compañeros, amigos y colegas, esos que de manera desinteresada nuevamente brindaron su apoyo y protección a todo aquel que necesitaba, ya sea en los puntos de paz, acudiendo a las unidades médicas pese a la falta de transporte o seguridad en su traslado.

Que al país le duela también saber, que esa gente vive momentos duros por estos tiempos y hace más de un año el país y las autoridades les han dado la espalda más de una vez.

La vocación es clara, la convicción con nuestros sueños de ser médicos y cuidar de la vida es innegable, pero ya va siendo hora que las autoridades de este país también cuiden del Médico como el cuida de su gente.

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