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Martes, 16 de abril de 2024
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Profesionales

NECESIDADES LABORALES
Los problemas de salud mental en trabajadores de la salud son un pesado estigma ¿Cómo ayudarlos?
El desgaste mental y físico en los sanitarios aumentó con la pandemia
Viernes, 30 de diciembre de 2022, a las 14:50
Ximena Garzn, ex ministra de Salud; Tania lvarez, especialista en psiquiatra; y, Javier Crdenas, psiclogo clnico del HGDC.

Ximena Garzón, ex ministra de Salud; Tania Álvarez, especialista en psiquiatría; y, Javier Cárdenas, psicólogo clínico del HGDC.


Cristina Coello. Quito
La actividad sanitaria conlleva un importante desgaste físico y mental de sus trabajadores que los últimos años, y con la pandemia, han experimentado niveles más elevados de malestar psicológico como ansiedad, depresión, miedo, angustia, entre otros.
 
Datos de calidad sobre la realidad de la salud mental en profesionales de la salud en el país son escasos, lo ha reconocido la ex ministra de Salud, Ximena Garzón, quien, en entrevista con EDICIÓN MÉDICA, ha reconocido que “se necesita trabajar más” en conocer la realidad, prevenir, diagnosticar y dar atención temprana en caso de ser necesario.
 
Pero recientemente se ha publicado un estudio (Aquí el enlace) relacionado al malestar psicológico en personal de salud durante la pandemia de COVID-19 realizado por Tania Álvarez, médico especialista en psiquiatría y Javier Cárdenas, psicólogo clínico del Hospital General Docente Calderón (HGDC) en Quito.
 
Los resultados de la investigación anticipan la necesidad de una política pública de protección al personal de salud, ha mencionado Cárdenas, pues el 70.7 por ciento de trabajadores ha presentado malestar psicológico, de éstos, el 26.1 por ciento con indicativo de trastorno mental.
 
La muestra para el estudio fue de 276 funcionarios de un hospital público que respondieron a una encuesta anónima online, donde un 76.1 por ciento fueron mujeres; 23.9 por ciento hombres, con una media de edad de 36 años.
 
En mayor cantidad fueron profesionales de Enfermería (33.7 por ciento), seguido de Medicina (24.3 por ciento) y se encontraron tres variables asociadas a la presencia de malestar psicológico: clima laboral, teletrabajo y convivir con grupos de riesgo.
 
Un estigma entre los sanitarios
 
Pero más allá de esos resultados, los tres entrevistados han coincidido en que lastimosamente la salud mental ha sido descuidada a nivel general y en el ámbito sanitario tiene un componente de estigmatización más agudo.
 
“La persona (el sanitario) que sufre del problema trata de pasar desapercibido, que no se den cuenta que sufre un trastorno mental, pero el primer paso para que se acabe con ese estigma es poder reconocer que uno sufre de un trastorno”, ha comentado Garzón.
 
Pero Álvarez ha recalcado que los sanitarios “no reconocen el malestar que están viviendo y no solicitan ningún tipo de ayuda” porque la salud mental es un pesado estigma.
 
Y Cárdenas ha añadido que “justamente el temor a la crítica que vayan a recibir sobre algún problema mental” les genera preocupación a los profesionales de la salud y no solicitan ningún tipo de intervención, aunque lo necesiten.
 
De allí que el psicólogo clínico ha considerado en la necesidad de que la salud mental de los profesionales sanitarios forme parte de una política pública de protección “porque las intervenciones aisladas dan cierta ayuda, pero cuando se tiene lineamientos desde la autoridad sanitaria se aborda el problema de una mejor manera”.
 
Garzón, por su parte, ha reconocido también que existe un “desgaste mental de los trabajadores de la salud y simplemente se vuelven apáticos. A veces, hasta intolerantes con los pacientes y tienen problemas entre ellos, con sus jefes” y eso también es una demostración de padecer burnout.
 
“Ya no dan más y simplemente necesitan apoyo psicológico. Con la pandemia no existió tiempo suficiente para hacer las descargas (emocionales) necesarias del personal”, ha añadido la exministra, quien también resaltó que durante su administración la vacunación contra la COVID-19 fue un importante factor motivacional en medio de tantas dificultades.
 
Por otro lado, ha resaltado que el personal, especialmente del Ministerio de Salud (MSP) “es resiliente, ama lo que hace, tiene una vocación increíble de servicio” y eso ha sido un elemento notable a la hora de superar los problemas relacionados a la salud mental.
 
Sin embargo, ha observado la necesidad de implementar a corto, mediano y largo plazo intervenciones de promoción de la salud mental entre los profesionales sanitarios.
 
Una enfermedad más
 
El estudio de Álvarez y Cárdenas ha mostrado que las patologías mentales más prevalentes entre los sanitarios son la ansiedad y la depresión, que se manifestaron sobre todo el primer año de la pandemia de COVID-19 en el 2020.
 
Los dos especialistas y la exministra también han coincidido en que, al ser estigmatizada la salud mental, especialmente entre los sanitarios se dificulta su abordaje pues estas enfermedades no son consideradas en su relevancia como son, por ejemplo, la diabetes o la hipertensión.
 
“Una persona que tiene problemas con el corazón dice: yo tengo un problema cardiaco, otro dice yo tengo un problema hepático, etc., pero no muchas personas dicen yo tengo un problema en mi cerebro”, ha comentado Garzón.
 
No obstante, los dos investigadores han considerado que no es fácil para un profesional buscar apoyo o ayuda cuando se trata de problemas de salud mental. De allí que se producen desencadenantes como el suicidio o depresión grave en profesionales de la salud.
 
“Y el problema se complica cuando el médico, la enfermera o algún otro profesional de la salud, por ejemplo, tiene acceso a la automedicación y no busca apoyo psicológico. Los niveles de estrés, frustración son altos y por supuesto los programas de ayuda, diagnóstico temprano o prevención no son suficientes”, ha agregado Cárdenas.
 
En ese sentido ha hecho un llamado a los tomadores de decisiones y considerar a la salud mental en la población general y en especifica, con los profesionales sanitarios, para que se destinen más recursos y se pueda ofrecer mayor y mejor atención.
 
Por su parte, Garzón ha añadido que también será importante que el mismo profesional o sus compañeros detecten algún signo de trastorno. Por ejemplo, cambios de comportamiento, en la alimentación, horas de sueño, desmotivación, “o de llanto fácil, cualquiera de esos síntomas puede ser que la persona está entrando en un problema de salud mental y la detección temprana será básico, no esperar a que se desarrolle la enfermedad para empezar a tratarla”, ha sugerido.
 
Seguimiento
 
Los investigadores han informado que de ese 26.1 por ciento de personal con indicativo de trastorno mental se le ha intervenido a través de salud laboral y se ha dado seguimiento a quienes solicitaron ayuda terapéutica.




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