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Jueves, 14 de agosto de 2025
15:44
Ecuador | Colombia
Salud Pública

NUEVO INFORME
PNUD advierte que la salud mental de la población puede tener implicaciones para la vida democrática
América Latina tiene 3,4 psiquiatras por cada 100.000 personas, muy por debajo de la media de más de 18 en los países de la OCDE
Jueves, 14 de agosto de 2025, a las 13:04

Mujeres más afectadas que los hombres. (Foto Freepik)


Redacción. Quito
Según un nuevo estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), una de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe (ALC) experimentará un trastorno de salud mental a lo largo de su vida, lo cual tendrá, además, implicaciones para la vida democrática de los países.
 
Según el último reporte del organismo internacional, los casos de ansiedad y depresión en los habitantes de ALC supera los promedios mundiales.
 
Según el PNUD, la depresión, por ejemplo, puede distorsionar la percepción de la realidad, influyendo potencialmente en las decisiones electorales y el ámbito político.
 
“Estos impactos de gran alcance señalan que apoyar el bienestar mental no es solo una cuestión de cuidado, sino un elemento central para ampliar las libertades y construir sociedades resilientes”, ha concluido el informe.
 
Aumento de brechas y problema de salud pública
 
Según ha señalado el PNUD en su reporte titulado “Fuertes por fuera, luchando por dentro”, para el año 2021 el 7,3 por ciento de la población de la región de ALC tenía un trastorno de ansiedad, en comparación con 6.4 por ciento en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, naciones industrializadas) y 4,7 por ciento a nivel mundial.
 
Hace dos décadas, América Latina y el Caribe y los países de la OCDE presentaban una prevalencia similar (alrededor de 5,5 por ciento), pero la brecha ha ido aumentando.
 
La depresión también ha crecido, pasando de 3,5 por ciento en el año 2000 a 4,4 por ciento en 2021, aunque todavía está ligeramente por debajo del nivel de la OCDE (5,1 por ciento).
 
La ansiedad y la depresión son 1,8 veces más comunes en mujeres que en hombres: nueve versus cinco por ciento en ansiedad, y seis versus tres por ciento en depresión.
 
En el reporte ha dejado claro el deterioro de la salud mental al destacar que “lo que antes era un tema tabú, hoy se ha convertido en un problema de salud pública en América Latina y el Caribe”.
 
En ese sentido, se ha mencionado que depresión ya es la segunda causa de años vividos con discapacidad en mujeres y la tercera en hombres, es decir que las personas no pueden vivir plenamente debido a una condición que afecta su bienestar y funcionamiento.
 
Pero también se ha dejado claro que los trastornos de salud mental no siempre presentan síntomas físicos visibles, como un sarpullido o una tos, pero su impacto es real. Puede afectar el desarrollo desde la infancia hasta la adultez, influyendo en el rendimiento académico, las habilidades sociales y las oportunidades laborales futuras.
 
Al limitar la capacidad de las personas para participar plenamente en la sociedad, puede reducir la productividad, aumentar los costos en salud y protección social, y reforzar ciclos viciosos entre la pobreza y enfermedades mentales.
 
Efectos en la democracia y sugerencias
 
El PNUD ha reconocido que los servicios de salud mental son escasos en toda la región, y su asequibilidad sigue siendo un reto. La escasez se refleja en la baja disponibilidad de especialistas: en promedio, América Latina y el Caribe tiene 3,4 psiquiatras por cada 100.000 personas, muy por debajo de la media de más de 18 en los países de la OCDE.
 
A eso se suma que el sector rural enfrenta más desatención y limitaciones. Incluso cuando se logra un diagnóstico, el acceso al tratamiento no está garantizado. Y las interrupciones en las cadenas de suministro de medicamentos psicotrópicos a menudo impiden una atención continua y de calidad.
 
Y el PNUD ha dejado claro que a pesar de la carga creciente, la mayoría de los países de la región asignan menos de tres por ciento de sus presupuestos nacionales de Salud a la salud mental.
 
Por ello ha sugerido aumentar la inversión e integrar la atención en salud mental en los servicios de atención primaria, especialmente para las personas en zonas rurales o marginadas.
 
El organismo también ha sugerido que la tecnología puede jugar un papel importante mediante plataformas digitales de terapia en línea, las redes de apoyo y aplicaciones móviles como complemente a los tratamientos tradicionales.
 
Además, ha considerado oportuno integrar servicios de salud mental en las escuelas y espacios comunitarios como ayuda para reducir el estigma y la sensación de exclusión.
 
Pero ha dejado claro que, a nivel regional, es necesario mejorar la recolección y reporte de datos para formular políticas eficaces.
 
Por todo lo expuesto, el PNUD ha advertido que la salud mental también puede tener implicaciones para la vida democrática: “la depresión, por ejemplo, puede distorsionar la percepción de la realidad, influyendo potencialmente en las decisiones electorales y el ámbito político”.
 
“Estos impactos de gran alcance señalan que apoyar el bienestar mental no es solo una cuestión de cuidado, sino un elemento central para ampliar las libertades y construir sociedades resilientes”, ha finalizado el reporte.




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