Novavax, la nueva vacuna contra la COVID-19 en la mira del MSP	                            
	                            
	                                Se seguirá suministrando Sinovac, Pfizer, AstraZeneca y Cansino	                            
		                        
	                        			                        	
	
		
			
				 
				
					Es la primera vacuna basada en proteínas. 
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Redacción. Quito
“Sí, hemos hecho contacto para que viendo cómo va la situación epidemiológica, a partir del 
segundo semestre de este año quizás podamos importar Novavax (vacuna estadounidense), para las dosis de refuerzo sobre todo”, ha dicho la ministra de Salud, 
Ximena Garzón.
 
Tanto en entrevistas radiales como televisivas, Garzón ha confirmado el análisis del posible ingreso del nuevo tipo de vacuna, la primera 
basada en proteínas contra el coronavirus SARS-CoV-2.
 
Las vacunas basadas en proteínas 
son más baratas de producir que las de ARNm (Pfizer y Moderna) y pueden almacenarse a temperaturas de 2 a 8 grados, lo que facilita su transporte.
 
La ministra también ha dejado claro que 
se seguirá suministrando las dosis de Sinovac, Pfizer, AstraZeneca y Cansino, y se prevé implementar la nueva vacuna posteriormente.
 
En diciembre del 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó en el listado de 
uso de emergencia de Nuvavoxid (NVX-CoV2373), elaborada por el Instituto Serológico de la India con licencia del laboratorio estadounidense Novavax. Ese mismo mes, la Unión Europea también aprobó el uso de esa vacuna.
 
La diferencia
 
Según han explicado sus desarrolladores, las vacunas basadas en la proteína incluyen una versión minúscula y parecida a la proteína de la espiga COVID-19. El sistema inmunitario reacciona a la proteína de la vacuna, y lo hace mucho más rápido porque, a diferencia de otras vacunas, 
no tiene que producir la propia proteína. La proteína se suministra en la vacuna.
 
Novavax no contiene virus desactivado. En su lugar se ha utilizado 
nanotecnología recombinante para generar las partículas más diminutas que se asemejan a la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y, mediante células de insectos, el sistema inmunitario del cuerpo reconoce como el virus.
 
También han aclarado que esas nanopartículas no llevan ADN del virus y, por tanto, producen 
menos efectos secundarios en el cuerpo humano, pero, la respuesta inmunitaria humana es más débil.