El Alzheimer representa entre el 50 y 70% de los casos de demencia en Ecuador
Alzheimer es la causa más frecuente de demencia en el Ecuador
Viernes, 19 de septiembre de 2025, a las 14:15
Evelyn Campoverde miembro de SECUGG y María Soledad Chiriboga coordinadora académica de la SECUGG.
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Cristina Coello. Quito
Una de las enfermedades neurodegenerativas más conocida es el
Alzheimer y en Ecuador representa entre el 50 y 70 por ciento de los casos de
demencia, pero no toda demencia es Alzheimer, se ha aclarado desde la
Sociedad Ecuatoriana de Geriatría y Gerontología (SECUGG).
A propósito del
Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), EDICIÓN MÉDICA ha consultado a
María Soledad Chiriboga, coordinadora académica de la SECUGG, el impacto de esta enfermedad irreversible y compleja.
La especialista en Geriatría ha reconocido los avances, en el sistema de salud privado especialmente, en el acceso a
equipos médicos de diagnóstico y exámenes, pero también las limitaciones de esas herramientas en el sector público y en zonas alejadas.
Ella ha detallado que para un diagnóstico certero se requiere una combinación de pruebas neuropsicológicas, imágenes cerebrales específicas y
análisis de biomarcadores como la proteína beta amiloide y la proteína TAU en el líquido cefalorraquídeo.
Sin embargo, en Ecuador existen limitaciones en el acceso a estos estudios avanzados, especialmente en el sector público y en algunas áreas privadas debido a su
alto costo. Técnicas como la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (PET) pueden ayudar en el diagnóstico, aunque no están al alcance de todos los
pacientes.
En ese sentido, Chiriboga ha hecho un enfático llamado a revisar las últimas
actualizaciones médicas que ponen a la
prevención como uno de los factores principales para mejorar la calidad de vida de las personas y sobre todo como estrategia de
reducción de riesgo de las demencias.
La coordinadora académica ha citado a la
Comisión Lancet la cual identificó que el control de
factores de riesgo desde etapas tempranas, incluso desde el
embarazo pueden reducir hasta un
45 por ciento del riesgo de demencia.
Entre los
factores modificables que puede estar relacionado con el Alzheimer están el bajo peso al nacer y baja educación escolar, pero en porcentajes importantes están: el
déficit auditivo no corregido (7 por ciento), dislipidemia y colesterol LDL elevado (7 por ciento), depresión no tratada (3 por ciento),
golpes frecuentes en la cabeza (3) especialmente en deportes de alto impacto, inactividad física (2), diabetes, tabaquismo,
hipertensión, obesidad y consumo excesivo de alcohol, aislamiento social (5), exposición a contaminación ambiental (3) y
pérdida de visión (2).
Con Chiriboga también coincide
Evelyn Campoverde, geriatra miembro de la SECUGG, quien reitera que éstos factores de riesgo sugieren que adoptar
estilos de vida saludables y
control de enfermedades cardiovasculares puede disminuir sustancialmente el riesgo de desarrollar demencia.
Por supuesto las dos especialistas han reconocido también la baja prevalencia del
Alzheimer de inicio temprano. Han asegurado que es poco común, entre el 5 y 10 por ciento de los casos de la enfermedad, antes de los 65 años, asociado principalmente a
mutaciones genéticas como las de presenilina (PSEN) 1 y 2. Para ellas este tipo de casos requiere una atención especializada y un diagnóstico temprano para el manejo adecuado.
Rol del sistema de salud y atención primaria
Para las dos geriatras, la
atención primaria debe ser el pilar fundamental para la detección precoz, educación y manejo de pacientes con demencia.
Chirigoga ha sido enfática en señalar que es esencial formar a los
médicos de primer nivel para que identifiquen signos tempranos, realicen las
derivaciones oportunas y trabajen en la
prevención mediante la promoción de estilos de vida saludables. “La educación continua y la capacitación en
valoración neuropsicológica son claves para mejorar la atención en esta etapa”, ha opinado.
Para Campoverde “la atención primaria es el lugar ideal para detectar y capturar los casos tempranos. Recordemos que el
tratamiento de Alzheimer en su gran mayoría es
no farmacológico, consta de estrategias educativas, terapia ocupacional, promoción de actividad física y educación para los cuidadores”.
Pero también ha alertado que uno de los principales problemas en el sistema de salud es la demora para
acceder a un especialista y exámenes complementarios para diagnóstico, además de la falta de formación de los profesionales de salud.
Ella ha recalcado que si desde la atención primaria se enseña que los factores de riesgo pueden modificar la aparición de la enfermedad y reducirla, “ya estamos haciendo una
intervención a nivel macro. Hoy los médicos tienen que saber cómo prevenirla y no solo cómo diagnosticarla”.
Y en ese sentido ha mencionado que también es papel del médico identificar a tiempo “lo que es normal y lo que no al envejecer. Muchas veces se asume como cosas normales del envejecimiento los
olvidos, la depresión, las fallas atencionales, las dificultades de organización y planificación, pero en realidad son
síntomas iniciales e incipientes de un
deterioro cognitivo que se debe estudiar de manera adecuada”, ha señalado.
Campoverde ha considerado necesario fortalecer la
educación médica en el nivel primario ya que “el
envejecimiento normal puede producir cambios como enlentecimiento, olvidos ocasionales no significativos que no alteran la
calidad de vida de las personas. Sin embargo, cuando los olvidos persisten o son manifiestos son una enfermedad y se les confunde” en consulta.
Por otro lado, al ser consultada sobre la
comunicación del diagnóstico y apoyo al paciente y la familia, Chiriboga ha reconocido lo “difícil” que es dar este tipo de malas noticias, pero ha considerado importante hablarlo de forma franca, clara y directa.
Al
comunicar el diagnóstico de demencia, “es fundamental informar tanto al
paciente como a su familia con sensibilidad, respetando el derecho del paciente a conocer su condición y participar en decisiones sobre su tratamiento y cuidado”.
“La planificación debe considerar las necesidades futuras, incluyendo la posible dependencia y la necesidad de
cuidados continuos. La
educación a cuidadores y familiares es vital para manejar los retos conductuales y funcionales que la enfermedad conlleva, y para brindar un apoyo adecuado”, ha añadido.
Y en ese aspecto, Campoverde ha mencionado que el
diagnóstico de Alzheimer “es tan impactante en la calidad de vida de las personas que se necesita en las etapas moderadas y avanzadas de un cuidador exclusivamente dedicado al paciente. Y llegará un momento en que no se pueda cumplir con el cuidado porque la enfermedad sigue creciendo y ya es la cuarta causa de muerte por demencia en el mundo”, ha anticipado.
Legislación y políticas públicas
Chiriboga ha mencionado que, aunque existen leyes para la
protección del adulto mayor, su aplicación efectiva y el desarrollo de normativas específicas para pacientes con demencia aún son insuficientes en Ecuador.
Ella destaca la importancia de que estas leyes trasciendan el papel y se implementen plenamente para garantizar los derechos y el bienestar de los adultos mayores, especialmente aquellos con alta dependencia.
Campoverde también ha considerado que “es un verdadero reto, una obligación de la política pública empezar a gestar un
Plan Nacional de Demencias. Otros países ya lo tienen con el objetivo de establecer diagnósticos tempranos, grupos de soporte,
educación a familiares y cuidadores, etc., acá no tenemos esa política”.
Las especialistas han mencionado el ejemplo de la reciente legislación en
Argentina y España que protege a pacientes con demencia, insistiendo en la necesidad de avanzar en este ámbito en Ecuador.
Reflexiones para los profesionales de la salud
Para las dos geriatras, el Alzheimer a pesar de ser una enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva, se tiene mucho por hacer para mejorar la calidad de vida de los
pacientes con demencia y sus familias.
En este Día Mundial han invitado a los profesionales de la salud a no subestimar los
problemas cognitivos en pacientes mayores y a investigar y conocer más de ellas. “La estrategia de la prevención y promoción de estilos de vida saludables es la norma. Pero también necesitamos aprender a
prescribir ejercicio, ser más rigurosos cuando tratamos obesidad diabetes, colesterol, etc., con la intención de prevenir enfermedades degenerativas a largo plazo” ha comentado Campoverde.
Ella también ha insistido en que en el ámbito médico “hay un sesgo por los
estereotipos negativos que tenemos sobre el envejecimiento y eso nos hace tomar malas decisiones. En lugar de promover salud generamos más enfermedad, debemos sacarnos esa venda y aprender lo que es
envejecimiento cerebral normal y no juntar en la misma bolsa con poca precisión diagnóstica a los pacientes. También
acompañar, estas personas necesitan una atención muy humanizada”.
Chiriboga considera que lo más importante “es no pensar que por la edad o la enfermedad no se puede hacer más. Por el contrario, se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias”.