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Ecuador | Colombia
Desde la Investigación
Techo de cristal en el Laboratorio: La desigualdad de género que frena la lucha contra el cáncer en Ecuador


Lunes, 27 de octubre de 2025, a las 20:11
Paola E. Leone, PhD, Coordinadora, Laboratorio de Genética y Genómica – SOLCA Núcleo de Quito.
 
En Ecuador, la desigualdad de género es un fenómeno estructural cuyas ramificaciones penetran todos los ámbitos, incluidos aquellos críticos para el futuro del país, como la investigación científica y la salud pública. Mientras el cáncer se consolida como una de las principales causas de muerte, el campo de la oncología y la genética, clave para el desarrollo de medicina de precisión, opera con una grave subutilización de su talento.
 
A pesar de que las mujeres son mayoría en las aulas de medicina y ciencias biomédicas, chocan sistemáticamente con un "techo de cristal" que les impide liderar la investigación, las decisiones clínicas y la política oncológica nacional. Ésta no es solo una cuestión de justicia social; es un lastre para el avance científico y la calidad de la atención sanitaria.
 
Las Cifras de la Desigualdad: Del Mercado Laboral al Hospital
 
Los datos del boletín Ellas en Datos (2024) del INEC pintan un panorama claro de la base estructural del problema:
 
- Inserción Laboral Precaria: Las mujeres constituyen el 42 por ciento de la Población Económicamente Activa, pero representan el 57 por ciento de las personas desempleadas. Esta precariedad se traslada al sistema de salud, donde las médicas e investigadoras enfrentan mayores dificultades para acceder a plazas estables y bien remuneradas.

- El Liderazgo Negado: La disparidad se agudiza en los puestos de poder. En los hospitales de referencia ecuatorianos, menos del 25 por ciento de las jefaturas de servicios oncológicos están ocupadas por mujeres. En las facultades de medicina, la proporción de cátedras titulares lideradas por académicas no supera el 20 por ciento. Esta brecha de liderazgo significa que las perspectivas, prioridades y enfoques de las mujeres están infrarrepresentados en la toma de decisiones que moldea la oncología nacional.
 
La Asfixia Financiera a la Científica Ecuatoriana
 
El financiamiento es el oxígeno de la ciencia. Sin embargo, el acceso a él está marcado por un sesgo de género innegable. El informe revela que los hombres concentran el 58 por ciento de los créditos bancarios, una dinámica que se replica en los fondos para investigación.
 
Los registros de la SENESCYT (2018-2024) son elocuentes: solo el 22 por ciento de los proyectos de investigación oncológica con financiamiento público tuvieron a una mujer como investigadora principal. Esto crea un círculo vicioso: sin fondos, no hay proyectos; sin proyectos, no hay publicaciones; y sin publicaciones, no hay promoción ni liderazgo.
 
Como resultado, áreas de vanguardia como el estudio de biomarcadores genómicos, el desarrollo de terapias dirigidas y la secuenciación de nueva generación (NGS) carecen de una masa crítica de investigadoras principales que dirijan los avances en el país.
 
La Doble Jornada Invisible: La Carga de Cuidados que Frena Carreras
 
El dato quizás más revelador de la desigualdad estructural es que las mujeres representan el 69 por ciento del empleo no remunerado en tareas domésticas y de cuidado. En oncología y genética, especialidades que exigen dedicación extrema y jornadas interminables, esta "doble jornada" actúa como un poderoso freno.
 
Muchas oncólogas, genetistas e investigadoras se ven forzadas a elegir entre su desarrollo profesional y su vida personal. Estudios regionales ya han documentado que la residencia en oncología y las exigencias de la investigación postdoctoral se asocian con un retraso significativo de la maternidad o la renuncia a ella. Esta sobrecarga no solo es una injusticia personal, sino una fuga de cerebros en cámara lenta, donde el talento femenino se ve limitado o abandonado por la falta de corresponsabilidad y políticas de conciliación efectivas.
 
Brecha Salarial y Subrepresentación en la Gobernanza Científica
 
Incluso cuando logran insertarse en el sistema, la equidad salarial no está garantizada. En el sector salud ecuatoriano, los hombres ganan en promedio 1.119 USD frente a 1.000 USD que perciben las mujeres. Esta brecha, que persiste en instituciones públicas, es un reflejo de la subvaloración del trabajo femenino.
 
Esta dinámica se repite en los espacios donde se define el futuro de la especialidad. La representación femenina en las sociedades científicas, por ejemplo, en la Sociedad Ecuatoriana de Oncología sus principales dignidades están conformadas por 75 por ciento de hombres y 25 por ciento de mujeres, o en la Sociedad Ecuatoriana de Genética Humana constituida por 64 por ciento de mujeres no son ellas quienes lideran las publicaciones científicas en genética y oncología, los comités de ética de investigación y los paneles que asignan fondos es aún minoritaria. Sin una presencia equitativa en estas mesas, las agendas de investigación corren el riesgo de ignorar preguntas científicas cruciales relacionadas con el cáncer en la mujer o de no incorporar perspectivas de género en el diseño de los estudios clínicos.
 
Hacia una Oncología y Genética Ecuatoriana Equitativa y Competitiva
 
Los datos no dejan lugar a dudas: la desigualdad de género en la oncología y genética ecuatorianas es un hecho medible y concreto. Para transformar esta realidad y aprovechar todo el potencial del capital humano del país, se requiere un abordaje multisectorial y decidido. Las soluciones propuestas deben incluir:
 
1. Políticas de Acción Afirmativa en Ciencia: Establecer cuotas de género en la concesión de fondos públicos para investigación (e.g., SENESCYT), garantizando que un porcentaje mínimo de proyectos sean liderados por mujeres.

2. Transparencia Salarial y de Ascensos: Implementar auditorías salariales obligatorias en hospitales públicos y universidades para erradicar la brecha salarial por género en idénticos puestos y niveles de experiencia.

3. Protocolos Contra el Acoso Laboral y los Sesgos: Desarrollar e implementar protocolos robustos contra el acoso sexual y laboral, y establecer comités de contratación y promoción con formación obligatoria en sesgos inconscientes.

4. Corresponsabilidad y Conciliación: Crear programas de apoyo institucional, como guarderías en centros hospitalarios y de investigación, y promover licencias de paternidad intransferibles para fomentar la corresponsabilidad en los cuidados.

5. Mentoría y Patrocinio: Establecer programas formales de mentoría que conecten a jóvenes investigadoras y médicas con líderes consolidadas, y de sponsorship, donde líderes influyentes (hombres y mujeres) las apoyen activamente para acceder a posiciones de visibilidad y poder.
 
La equidad de género en oncología no es un lujo ni un tema accesorio. Es un imperativo científico y de salud pública. Un sistema que excluye o limita a la mitad de su talento está condenado a ser menos innovador, menos representativo y menos efectivo en la lucha contra una enfermedad tan compleja como el cáncer. Ecuador tiene la data; ahora necesita la voluntad política e institucional para traducirla en acción.

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