PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
¿Cuánto influye la alimentación complementaria y las enfermedades comunes de la niñez en la desnutrición crónica infantil?
La tasa de DCI en Ecuador sigue siendo superior a la de países vecinos como Perú y Bolivia
Chessa Lutter, especialista en Desnutrición Crónica.
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Cristina Coello. Quito
Si bien, los datos generales evidencias una reducción de la
desnutrición crónica infantil (DCI) en el país (sobre el 19 por ciento), la realidad es que aún son porcentajes superiores a países similares como
Perú (12 por ciento) o
Bolivia (16 por ciento) lo que evidencia la necesidad de “colocar el tema en la agenda política de manera sostenida” y por sobre los gobiernos de turno, ha pedido la investigadora
Chessa Lutter.
Lutter, ex asesora principal en la OPS y especialista en DCI; ha visitado el país y en entrevista con EDICIÓN MÉDICA ha dejado claro que es necesario observar otras aristas importantes en este trabajo de enfrentar y
disminuir la desnutrición como
problema de salud pública en el país.
Para ella, además de la
lactancia materna exclusiva, también es importante dar seguimiento a la
alimentación complementaria de los niños a partir de los 6 meses. En ese sentido ha recomendado a los profesionales de la salud observar y dar asesoría en sus servicios a este tema, especialmente en zonas geográficas de
pobreza.
“A partir de los
6 meses es muy importante una
alimentación complementaria para evitar la DCI” y una orientación clara de ello está en las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde se recalca que los alimentos de
fuente animal, como el huevo, son de gran valor nutricional.
Y no solo eso, también está la
prevención enfermedades comunes en la niñez como las
diarreas o las
infecciones respiratorias. Lutter ha mencionado que estos otros factores que contribuyen a la DCI también requieren medidas de prevención y tratamiento.
En ese sentido ha apuntado al entorno ambiental de las familias donde los
servicios básicos son prioritarios para evitar las diarreas, por ejemplo.
Más allá de recomendar, brindar acceso
Lutter está consciente de las limitaciones del
personal sanitario y en ese sentido se ha dirigido a los gobernantes para que “faciliten el acceso a alimentos nutritivos. No solo es cuestión de dar la recomendación. Tal vez los servicios médicos también puedan facilitar el acceso a
programas sociales que ayuden con asegurar alimentos de calidad”, ha recomendado.
Y a falta de recursos para una buena alimentación, la investigadora ha mencionado que es partidaria de la “
focalización” en las zonas especialmente rurales donde existen tasas de DCI más altas.
“Creo en la focalizando en lugares como
Chimborazo,
Cotopaxi, Bolívar porque si no hay recursos para una alimentación saludable, no se puede” disminuir problemas de salud como la
mal nutrición.
En ese punto ha sido enfática en señalar que no solo existe DCI en las familias pobres, para ella “no hay que olvidar el creciente problema de
sobrepeso y obesidad” por lo que es partidaria de “pensar en buena nutrición y estilos de vida”.
Ejemplo positivo de Perú
La experta ha mencionado el caso positivo de Perú donde se “ha sostenido por muchos años un enfoque político de priorización al tema de prevención de la DCI. La recomendación es que no se deje de mantener el tema en la
agenda política. Que se incluya
presupuesto para ello y que los servicios de Salud tengan lo necesario”.
Sin dejar de lado el
monitoreo. “Hay que asegurarse que, lo que está escrito, se haga en los servicios de salud. Que exista retroalimentación a nivel nacional” y en ese punto ha considerado importante realizar cada año la
Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI).
“Perú hace cada año la encuesta. Eso es lo ideal, pero si no es posible, por lo menos cada dos años hay que ir midiendo”, ha dicho.
Lutter ha insistido en una
política pública sostenida en el tiempo para lograr reducir la DCI en el país, es decir, colocar al tema en la agenda política en un largo plazo.
Atención sanitaria y acompañamiento
Otro aspecto mencionado por Lutter ha sido el rol de los servicios de salud y nutrición enfocado en dar “
acompañamiento a madres y familias” en relación a la consejería, por ejemplo, en el enfoque de la lactancia materna como un beneficio para el bebé. “También lo tiene para la madre, la lactancia reduce el riesgo de cáncer de ovario y seno”, ha resaltado.
En ese sentido, la investigadora ha motivado a que los
nuevos profesionales de la salud se familiaricen “muy bien con la
normativa del Ministerio de Salud Pública (MSP)” y además se sigan promoviendo iniciativas como la ESAMyN (Establecimiento de Salud Amigo de la Madre y el Niño).
“Las
escuelas de Medicina, en general, no profundizan en la formación relacionada a Nutrición, no es un tema priorizado en la Educación Médica. Por eso es importante que por su cuenta propia busquen los documentos relevantes y se familiaricen con la mejor forma de
interactuar con estas familias. Es importante conocer cómo comunicar” para brindar la mejor consejería sanitaria, ha comentado.
El dato
La investigadora a recordado que por cada dólar invertido en prevenir la DCI, a largo plazo rendirá 16 dólares en mejores ingresos para la población y genera
ahorro al Estado en el uso de servicios de salud.