César Paz-y-Miño. Investigador en Genética y Genómica Médica. Universidad UTE
En el imaginario moderno,
Superman representa la culminación del ideal humano: fuerza descomunal, velocidad, vuelo, invulnerabilidad y una inteligencia moral que lo separa del resto de los mortales. Pero desde una óptica genética y médica, Superman puede entenderse como un experimento mental sobre los límites de la biología: un modelo hipotético de
hiperfuncionalidad fisiológica y de
mutación evolutiva positiva. Su cuerpo no es solo símbolo de perfección, sino un laboratorio del futuro: ¿Qué pasaría si la selección natural o la ingeniería genética pudieran moldear un organismo optimizado más allá de lo humano? ¿Existen experimentos encaminados a esos logros?
El relato de Krypton nos ofrece una metáfora biológica clara: un ser adaptado a condiciones extremas (radiación, gravedad, composición atmosférica) que al llegar a la Tierra encuentra un entorno donde su fisiología, regulada por genes como
MSTN,
TP53,
FOXO3,
TERT y
ATM, se expresa con una eficacia sin precedentes. Esta adaptación diferencial convierte a Superman en una representación de la
plasticidad genómica: un organismo que expresa la posibilidad del “
homo ex machina”, el hombre reconstruido a partir del conocimiento molecular.
En biología médica, fenómenos análogos, aunque menos espectaculares, se observan en mutaciones humanas reales: individuos con inactivación de
MSTN presentan hipertrofia muscular natural; variantes protectoras de
SOD2 y
FOXO3 prolongan la longevidad; o mutaciones en
PCSK9 reducen drásticamente el riesgo cardiovascular. La diferencia entre un gen de enfermedad y uno de mejora es, a menudo, cuestión de dosis o expresión, contexto y ambiente. Superman sería, en ese sentido, la manifestación extrema de una
interacción genotipo-entorno favorable, llevada al límite de la adaptación.
El examen médico del futuro
El reciente editorial del
New England Journal of Medicine AI (2025),
“The Next Medical Exam of Humanity”, propone que las inteligencias artificiales capaces de diagnosticar y decidir, superarán pronto la pericia humana. Pero, filosóficamente, ese “examen de la humanidad” no evalúa solo máquinas: evalúa nuestra disposición ética frente a una evolución dirigida. ¿Qué ocurrirá cuando el médico deba analizar organismos aumentados, híbridos entre ADN y silicio, o pacientes que ya no padecen enfermedad, sino exceso de función?
Superman, entonces, es el
primer paciente imaginario del examen médico del futuro: un ser que requiere nuevos parámetros clínicos, nuevos conceptos de salud y enfermedad, y una redefinición del riesgo genético. Su fisiología obligaría a diseñar protocolos de
evaluación del sobrehumano, tal como hoy evaluamos síndromes de deficiencia o vulnerabilidad.
El mito del superhombre: de Nietzsche a los cómics
La idea del superhombre no nació con los cómics, sino con la filosofía.
Nietzsche lo concibió como el ser que trasciende la moral tradicional y crea sus propios valores. En la era de la biotecnología, ese concepto migra del campo ético al molecular. El superhombre contemporáneo ya no se impone por voluntad, sino por
modificación genética,
mejoramiento cognitivo,
neuroimplantes o
edición del ADN.
Ejemplos literarios y culturales abundan:
- El Capitán América, símbolo de la bioingeniería militar, representa la manipulación del genoma para crear fuerza y resistencia a través de suero o edición genética.
- Spiderman y su mutación inducida por radiación evocan la integración de genes exógenos (como los proyectos de transferencia horizontal).
- Doctor Manhattan, de
Watchmen, es el paradigma de la deshumanización del conocimiento absoluto, un organismo cuántico más allá del metabolismo.
- En la literatura clásica,
Frankenstein fue el precursor del cuerpo reconstruido: una advertencia sobre el precio del conocimiento biológico sin ética.
- En la ciencia contemporánea, los estudios sobre
transhumanismo, como los del
Future of Humanity Institute de Oxford, discuten los mismos dilemas que planteaba el mito kryptoniano: ¿hasta qué punto el aumento de capacidades borra la empatía?
Superhombres latinoamericanos: mito, genética y resistencia
En Latinoamérica también existen figuras que encarnan la idea del “hombre aumentado”, pero desde otra perspectiva: la
resiliencia genética y cultural. El
Hombre Jaguar mesoamericano, mezcla de humano y felino, simboliza la integración de instintos animales con inteligencia humana: una metáfora de hibridación genética y espiritual. En la Amazonía, los
curanderos visionarios y chamanes ayahuasqueros han sido descritos como seres de percepción expandida, capaces de “ver dentro del cuerpo” o “curar con la mente”, evocando estados alterados de conciencia que la neurociencia moderna comienza a estudiar en relación con receptores serotoninérgicos y circuitos de dopamina.
En el mundo andino, el
Inkarri, el cuerpo que se regenera bajo tierra después de ser descuartizado por los conquistadores, es una metáfora genética de
reparación y recomposición. Desde una lectura molecular, representa la
capacidad de regenerar tejido, algo que la biología contemporánea intenta replicar mediante la activación de células madre o la edición de
genes HOX y
PAX en modelos de regeneración.
Estos “superhombres” latinoamericanos no buscan dominar el mundo, como los héroes de los imperios, sino
sobrevivirlo. Su poder no surge de la superioridad, sino de la adaptación. Son el reflejo de una genética simbólica de la resistencia y la memoria.
Experimentos destinados a crear superhombres
Existen en la actualidad investigaciones reales que, sin buscar aumentar capacidades humanas, rozan indirectamente ese límite. Entre ellas están los estudios en
edición génica germinal con CRISPR-Cas9, cuyo uso en embriones humanos generó un escándalo global tras el caso de las gemelas editadas en China (2018); proyectos de
modulación de miostatina (MSTN) para tratar distrofias musculares, que en modelos animales producen hipertrofia similar a “fuerza aumentada”; investigaciones en
genes de longevidad como FOXO3, SIRT1 y TERT, enfocadas en retrasar enfermedades del envejecimiento; y trabajos de
neuroestimulación e interfaces cerebro-máquina, que amplifican ciertos procesos cognitivos o motores en pacientes con parálisis.. Aunque su propósito es terapéutico, estos avances revelan una frontera emergente donde la medicina regenerativa, la genómica y la neurotecnología podrían, sin intención directa, abrir la puerta a capacidades humanas ampliadas, planteando dilemas éticos que hoy la ciencia intenta anticipar y regular. Incluso hoy se habla de la posibilidad de crear súper soldados a través de un dopaje genético, introduciendo genes o directamente modificando, por edición genética, genes de fuerza, resistencia y sobre todo obediencia.
Tabla. Interpretaciones genéticas de superhombres y arquetipos
|
Figura o arquetipo |
Origen |
Rasgo sobresaliente |
Correlato genético hipotético |
Valor simbólico o cultural |
|
Superman |
Ciencia ficción (EE.UU.) |
Fuerza, vuelo, invulnerabilidad |
MSTN, TP53, TERT, FOXO3 |
Transhumanismo, límite de lo humano |
|
Capitán América |
Bioingeniería militar |
Resistencia, regeneración |
COL1A1, IGF1R, PGC1A |
Patriotismo y biología aplicada |
|
Spiderman |
Mutación inducida |
Fuerza y reflejos aumentados |
Transferencia génica artificial |
Consecuencias imprevistas de la mutación |
|
Doctor Manhattan |
Ciencia cuántica |
Omnisciencia, control molecular |
Fusión biología-física teórica |
Deshumanización del conocimiento |
|
Inkarri |
Mito andino |
Regeneración corporal |
HOX, PAX, WNT (reparación tisular) |
Resurrección, identidad y resistencia |
|
Hombre Jaguar |
Mesoamérica |
Fusión animal-humana |
Epigenética de agresión y fuerza |
Poder simbiótico y metamorfosis |
|
Chamán amazónico |
Amazonía |
Visión interior, empatía |
Receptores serotoninérgicos (HTR2A) |
Conocimiento biológico ancestral |
Epílogo
Superman y sus equivalentes culturales son espejos de la genética en su dimensión simbólica. La pregunta esencial no es si podemos crear un superhombre, sino
qué parte de nuestra humanidad estamos dispuestos a sacrificar al hacerlo.
El
Próximo Examen Médico de la Humanidad no solo evaluará a las máquinas o los organismos mejorados, sino la madurez ética de nuestra especie frente al poder de reescribir su propio genoma.