Evaluación científica descarta al pescado como un alimento que mejora la inteligencia de niños y adolescentes
Se añade que los estudios son provisionales porque son de corta duración
El pescado podría tener otros efectos beneficiosos (Foto Freepik).
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Redacción. Quito
Una nueva
evaluación de Nutrimedia (un proyecto divulgativo del Centro Cochrane Iberoamericano y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona) ha analizado la
evidencia científica sobre la popular creencia relacionada a la
ingesta de pescado para mejorar la
inteligencia de los infantes y concluyó que este mensaje es posiblemente
falso.
Es probable que la creencia de que comer más pescado aumenta la inteligencia infantil se deba, en parte, al hecho de que el pescado aporta
ácidos grasos omega-3, que son esenciales para el
desarrollo cerebral.
Sin embargo, la evaluación aporta datos de
ensayos clínicos en niños y adolescentes de 0 a 15 años que indican, con un grado de certeza bajo, que el consumo de al menos dos raciones de pescado a la semana tiene poco o ningún efecto sobre las puntuaciones de las
pruebas de inteligencia.
“Los
estudios observacionales sí que muestran una ligera mejoría en las pruebas de inteligencia y en las calificaciones escolares en los niños de 9 a 15 años, con un seguimiento de entre uno y tres años, pero estos resultados tienen un grado de certeza muy bajo y son muy poco fiables por diversas deficiencias en los estudios”, ha señalado
Paula González-Caicedo, investigadora del Centro Cochrane Iberoamericano y autora principal de la evaluación.
Según un comunicado de Cochrane, la evidencia es limitada y se basa principalmente en los datos de
cinco ensayos clínicos recientes, realizados con cerca un millar de niños y adolescentes. Se informa que, entre otras cosas, la duración de los estudios fue de unos pocos meses. Por ello, “la conclusión de esta evaluación es necesariamente provisional”, ha añadido
Javier Brachiglione, investigador del Centro Cochrane Iberoamericano y coautor de la evaluación.
No obstante, se aclara que la ingesta de pescado podría tener efectos beneficiosos en otros aspectos del desarrollo cerebral, como son las
habilidades socioemocionales y la destreza motora, entre otros”, según Brachiglione
Otro punto que han destacado los autores del informe es que una evaluación integral del impacto del consumo de pescado debe considerar también los posibles riesgos derivados de la presencia de contaminantes presentes en el agua, como
bifenilos policlorados,
mercurio, o ciertos
antibióticos.
“Para valorar de manera equilibrada los
efectos del consumo de pescado durante la infancia y la adolescencia, sería necesario considerar conjuntamente todos estos aspectos, tanto los potencialmente beneficiosos como los perjudiciales”, ha recalcado Brachiglione.