DEL SILENCIO A LA VOZ PROPIA
Mujeres en Ciencias reflexionan sobre el síndrome del impostor
Ha empezado una nueva edición del programa PROMEMCI
Se ha llevado a cabo el primer taller de PROMEMCI.
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Redacción. Quito
Con el inicio de una nueva edición del Programa de Mentorías para Mujeres Científicas (PROMEMCI), ha comenzado el ciclo de talleres formativos de su
cuarta cohorte con una temática clave “Síndrome del Impostor y Autoestima”.
El taller ha sido dirigido por Sonia Duffau, subgerente de divulgación para Associated Universities, Inc (AIU) y el observatorio radioastronómico nacional de los EE.UU. (NRAO), que lleva adelante el programa (PROmovamos VOCAciones científicas) -PROVOCA- de Chile en colaboración con Johanna Orellana, coordinadora de PROMEMCI.
Ambas iniciativas han unido esfuerzos en los últimos años para impulsar la participación y permanencia de mujeres en la ciencia en América Latina.
Este espacio ha reunido a mujeres profesionales, muchas de ellas del ámbito científico, decididas a enfrentar un desafío común: el síndrome del impostor. En un ambiente de confianza, han compartido experiencias marcadas por la autocrítica, el perfeccionismo y la inseguridad, especialmente en entornos académicos y laborales altamente exigentes.
Durante la jornada se han realizado actividades grupales orientadas a la reflexión personal y al intercambio de ideas. Las participantes han identificado cómo sus pensamientos autocríticos afectan su autoestima, sus decisiones y la manera en que reconocen sus logros. La dinámica central permitió poner nombre a estas vivencias y buscar herramientas para manejarlas con mayor conciencia.
Asimismo, algunas mentorandas han compartido
testimonios sobre su lucha diaria con la autoexigencia, destacando lo importante que es aceptar los errores y aprender de ellos. También han hablado de la necesidad de fortalecer redes de apoyo entre mujeres, como una forma efectiva de salir del aislamiento y fortalecer el liderazgo femenino.
Uno de los momentos más significativos fue el relato de la Dra. Duffau sobre su decisión de abandonar su primer doctorado. Lejos de verlo como un fracaso, ha explicado cómo esa experiencia la ha llevado a reconstruirse y avanzar.
Su testimonio ha sido recibido con empatía y sirvió como ejemplo de cómo una comunidad solidaria puede marcar la diferencia en momentos difíciles.
Entre los compromisos que han surgido, las participantes se han propuesto
reflexionar sobre sus propias experiencias con el síndrome del impostor, practicar la autocompasión, valorar sus logros y redefinir el éxito desde una mirada más personal. Además, acordaron seguir en contacto para acompañarse en sus trayectorias profesionales.
Este primer taller no solo ha ofrecido herramientas para enfrentar el síndrome del impostor, sino que también abrió un espacio para reconocerse, escucharse y apoyarse entre pares. Fue un recordatorio de que el liderazgo comienza cuando aprendemos a confiar en nuestra propia voz.