AMPLIA TRAYECTORIA
El expresidente Alfredo Palacio deja un gran legado en la formación y medicina ecuatoriana
El galeno ha fallecido a los 86 años
Alfredo Palacio González, reconocido médico cardiólogo.
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Redacción. Quito
El expresidente de la República, Alfredo Palacio González, quien fue un reconocido médico del país, ha fallecido el pasado 22 de mayo de 2025 a los 86 años. Toda la comunidad sanitaria se condolió con la sensible noticia.
Palacio fue un médico cardiólogo con más de 40 años de experiencia. A lo largo de su trayectoria profesional atendió a grandes figuras de alto perfil, como los expresidentes León Febres Cordero y Sixto Durán Ballén.
En 1994 incursionó en la política, al ser nombrado como ministro de Salud Pública durante la administración de Sixto Durán Ballén (entre 1994 – 1996). Varios años después, en 2003 fue vicepresidente en el gobierno de Lucio Gutiérrez. Sin embargo, el 20 de abril de 2005, su vida tuvo un giro importante, al asumir la Presidencia del Ecuador tras la destitución de Gutiérrez.
“Durante su mandato promovió reformas institucionales y se mantuvo alejado de la reelección. Tras dejar la política se dedicó a la docencia en Medicina”, según el medio digital Primicias, además de la práctica cardiológica en el sector privado.
Palacio también es recordado por ser un
médico gremialista muy activo. Gracias a esta trayectoria, fue nombrado como Presidente Vitalicio de la Comisión de Honor Nacional de la Federación Médica Ecuatoriana (FME).
Asimismo, fue
autor de varias obras literarias como “Insuficiencia Cardiaca, una Pandemia Silente”, “El Sótano, un poder oculto sobre el gobierno de las naciones”, “Ecuador, soberanía y Democracia”.
El destacado médico también es recordado por sus
importantes aportes a la salud pública y a la Medicina. Por ejemplo, fue un firme defensor de la medicina preventiva en un tiempo en que el enfoque predominante era curativo.
Como funcionario y médico, trabajó por mejorar las condiciones sanitarias del país, especialmente en comunidades vulnerables, también
luchó contra enfermedades infecciosas, como malaria y tuberculosis.
En relación a la educación médica, fue
formador de nuevas generaciones de médicos, promoviendo un enfoque más humano y social.