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Redacción. Quito
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido una nueva evaluación rápida de riesgos (RRA, por sus siglas en inglés) sobre la fiebre amarilla en las Américas, que muestra que el riesgo para la salud pública sigue siendo alto debido a la persistencia de casos humanos en los países endémicos de la Región.
 
Según ha informado, en lo que va de 2025 se ha registrado un aumento de más de ocho veces en los casos en comparación con el mismo período de 2024, lo que se debe a la reactivación periódica de los ciclos de transmisión selvática, con casos de transmisión entre las personas.
 
En total, los países han notificado 221 casos humanos confirmados de fiebre amarilla, incluidas 89 defunciones. Mientras que en todo el 2024 se han confirmado 61 casos humanos, incluyendo 30 fallecimientos.
 
Los casos están en Bolivia (3 casos, 1 defunción), Brasil (110 casos, 44 defunciones), Colombia (64 casos, 26 defunciones), Ecuador (6 casos, 5 defunciones) y Perú (38 casos, 13 defunciones).
 
Para la OPS, es preocupante que el hecho que, si bien en 2024 la mayoría de los casos se han notificado en la región amazónica de Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana y Perú, también se han reportado casos fuera de esa región, como el estado de São Paulo en Brasil (similar al brote de 2016-2018) y el departamento de Tolima en Colombia.
 
La aparición de fiebre amarilla selvática cerca de áreas densamente pobladas aumenta el riesgo de un brote urbano, ha precisado.
 
En este sentido, la evaluación señala que casi todos los casos notificados en 2024 y 2025 se han producido en personas no vacunadas. Antes de la pandemia de COVID-19, la cobertura de vacunación contra la fiebre amarilla en los países endémicos de la región oscilaba entre el 57 y 100 por ciento en niños de 9 a 18 meses de edad. Sin embargo, 10 de los 12 países endémicos tenían tasas de cobertura inferiores al 95 por ciento recomendado.
 
Entre 2020 y 2023, estas tasas han disminuido aún más, dejando sin protección a una proporción considerable de la población.
 
Si bien la capacidad de vacunación en los países endémicos ha mejorado desde entonces, el suministro limitado a nivel mundial de la vacuna contra la fiebre amarilla sigue representando un desafío, ya que las existencias actuales no permiten cubrir la demanda en las Américas ni África.
 
En la evaluación de riesgos, la OPS ha hecho un llamado a la necesidad de reforzar la vigilancia, la vacunación de las poblaciones en riesgo y las estrategias de comunicación, con el objetivo de garantizar la provisión de asesoría en salud pública para las comunidades afectadas y las personas que viajan a zonas donde se recomienda la vacunación.
 
La OPS también ha indicado que está trabajando con los países endémicos para brindar apoyo técnico orientado a optimizar las estrategias de vacunación. Esto incluye el uso de dosis fraccionadas cuando sea apropiado, así como la identificación de las poblaciones con mayor riesgo y mayor necesidad de vacunación.
 
La fiebre amarilla es una enfermedad hemorrágica aguda endémica en zonas tropicales de las Américas y África. En las Américas, suele transmitirse por mosquitos selváticos de las especies Haemagogus y Sabethes. Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 6 días después de la picadura de un mosquito infectado e incluyen fiebre, dolor muscular, dolor de cabeza, escalofríos, pérdida de apetito, náuseas y vómitos. Aunque los síntomas desaparecen en la mayoría de los pacientes, alrededor del 15 por ciento presenta fiebre alta, daño orgánico y, en algunos casos, la muerte.
 
La OPS continúa monitoreando la situación y apoyando a los países en la adopción de las mejores estrategias para prevenir y responder a los brotes de fiebre amarilla.

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