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Miércoles, 04 de junio de 2025
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Ecuador | Colombia
Salud Pública

DÍA DEL NIÑO
Médicos exigen un abordaje integral, intersectorial y contextualizado de la salud, tras la muerte de niños en Taisha
También reconocen que es responsabilidad de todos garantizar que estas muertes no se repitan
Lunes, 02 de junio de 2025, a las 14:02

Salud atribuyó a prácticas ancestrales el retraso en la atención.  (Foto MSP).


Redacción. Quito
Un médico especializado en Administración, un pediatra especialista en Gastroenterología y otra en Infectología y Epidemiología han coincidido en abordar desde otra perspectiva la muerte de los niños de Taisha y cuestionan la visión y el manejo oficial.
 
A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Niñez, este grupo de profesionales ha recordado la muerte de los nueve niños que habitaban en comunidades lejanas de la zona amazónica y han dejado claro que esas muertes no pueden pasar desapercibida.
 
“Más que una tragedia aislada, revela las brechas profundas que aún persisten en nuestro país. Recordarlos hoy es un llamado urgente a la acción para que ninguna infancia quede desprotegida”, señala un comunicado oficial emitido por el Foro Salud Pública del Ecuador.
 
La organización ha recordado que en un principio se desconocía las causas de las muertes hechas públicas por un medio de comunicación impreso de Cuenca.
 
Ese momento se contabilizaban ocho niños fallecidos entre noviembre de 2024 y abril de 2025, con 46 casos sintomáticos. Finalmente se intervinieron nueve comunidades indígenas y cuatro de ellas presentaron el mayor número de casos.
 
Posible cadena de omisiones evitables

Luego de 6 días de incertidumbres, el Ministerio de Salud Pública (MSP) finalmente confirmó que los casos registrados en Taisha correspondían a leptospirosis, una infección bacteriana transmitida por contacto con agua o suelo contaminado por animales infectados.
 
“Pero, lejos de traer calma, las respuestas oficiales generaron aún más dudas y una profunda sensación de desasosiego. ¿Fue necesaria la pérdida de ocho niños para que se activara finalmente el despliegue de ayuda? ¿Estaban realmente confirmadas esas muertes como causadas por leptospirosis o, ante los casos diagnosticados, se asumió que todos correspondían al mismo agente? Si era así, ¿significaba eso que toda la zona de Taisha debía considerarse endémica para esta enfermedad (con las implicaciones ambientales, económicas y estatales)? Además, siendo una enfermedad descrita con un índice de letalidad bajo en niños (ante la ausencia de enfermedad de Weil, que cursa con ictericia y hemorragias), se abrían otras interrogantes: ¿y si la falla renal descrita no era consecuencia directa de la infección, sino del agravamiento de un cuadro diarreico severo sin tratamiento oportuno? Las sospechas dolían, porque podían apuntar no solo a un brote, sino también a una cadena de omisiones evitables”, ha sugerido el Foro.
 
La agrupación ha condenado la acusación del MSP a las prácticas ancestrales de las comunidades como causante del retraso en la atención médica y la búsqueda de ayuda profesional.
 
“Sin embargo, los relatos de las propias familias contaban otra historia: la verdadera barrera no era cultural, sino económica y estructural. Para trasladar a un niño grave al hospital de Macas (el centro más cercano con mayor capacidad resolutiva), las familias debían reunir dinero para costear una avioneta. La espera por recursos, la distancia geográfica y la falta de infraestructura adecuada pesaban más que cualquier cosmovisión ancestral”, han aclarado enfáticamente.
 
Así mismo, han insistido en que “la situación de los niños de Taisha no puede comprenderse desde una sola perspectiva. Exige un abordaje integral, intersectorial y contextualizado, que reconozca las condiciones estructurales que enfrenta la población y las responsabilidades del sistema que debería garantizar su protección”.
 
El análisis complementario
 
En ese contexto, el Foro Salud ha planteado un análisis desde diferentes enfoques disciplinares complementarios.
 
Daniel Rodríguez Villalba, médico especializado en Administración y director de una maestría en Gerencia en Salud ha señalado que “el acceso a salud debe entenderse como la capacidad real del sistema de salud del país para brindar atención en salud de manera oportuna y eficaz. Esto significa que un médico, una brigada ocasional, una atención hospitalaria no necesariamente cuenta como acceso. Una prestación incompleta es un acceso fallido y en el caso de los niños de Taisha esto solo se hizo evidente por las consecuencias mortales”.
 
“Esta perspectiva nos recuerda que el sistema de salud debe ser evaluado en su capacidad prestacional real y esta capacidad no se expresa solamente en la existencia de un hospital o una unidad de atención primaria, por ejemplo. Si en ese hospital no tenían la capacidad (infraestructura, medicamentos, dispositivos médicos, personal sanitario completo y competente, protocolos y procesos sustentados en Medicina Basada en Evidencias), esto debe analizarse como error médico”.
 
Según Rodríguez, “en una comunidad remota, parte de la organización de la capacidad de la red de prestaciones incluye el traslado de un paciente en caso de emergencia. Esto debía estar previsto, debía estar considerado dentro de un plan de atenciones para estas comunidades, pero tenía que generarse una falla del servicio de esta magnitud para que se haga visible. Lo que sucedió es la consecuencia de fallas e ineficiencias operativas en las prestaciones brindadas que han estado sucediendo desde hace mucho tiempo y sin las soluciones adecuadas, seguirán sucediendo en Taisha y otras locaciones lejanas”.
 
“A nivel urbano, podemos sentirnos privilegiados por la existencia de una red de atención prehospitalaria como el 911, pero el acceso a salud no es un privilegio de la urbanidad, es un derecho y el acceso universal implica la misma calidad de atención para todos, sin ningún tipo de discriminación, por causa alguna”.
 
“Este triste episodio ha puesto en evidencia nuevamente la fragilidad de una red de prestaciones de salud sin capacidad operativa para cubrir la demanda de servicios que la población requiere. Pero ‘no todo es malo’ dirán, y es cierto, siempre y cuando en lugar de justificar lo ocurrido se acepten los errores y comencemos a mejorar la oferta de servicios de salud desde una concepción integral y de continuidad desde la atención primaria hasta la de especialidad”, ha reclamado el especialista.
 
Acceso a servicios básicos y alfabetización sanitaria
 
Desde la perspectiva de salud pública y sus determinantes sociales, Arturo Quizhpe Peralta, pediatra especialista en Gastroenterología y Nutrición infantil, ha considerado que “resulta impactante y doloroso que, en plena era de la robótica, la telemedicina y los trasplantes, los niños lleguen a un servicio de salud en choque hipovolémico o séptico”.
 
Ha dejado claro que “estos niños se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad biológica, social y geográfica; a menudo enfrentan desnutrición crónica severa, poliparasitismo, enteropatía social y diarrea crónica, a lo que se suma la amenaza de nuevas infecciones como leptospira, shigella o campylobacter”.
 
Además, ha asegurado que “si un niño adolece desnutrición crónica severa, lo más probable es que no tenga comida; si presenta diarrea a repetición, es muy probable que no consuma agua limpia. Esta realidad es inmoral, antiética y una vergüenza para todos, pues evidencia abandono e indiferencia social”.
 
Para Quizhpe, “todos debemos reaccionar, sensibilizarnos y comprometernos a que no muera ni un solo niño más. Es urgente actuar garantizando acceso a agua limpia, saneamiento adecuado, disposición correcta de excretas y alimentación acorde a la edad y necesidades. Al mismo tiempo, es fundamental empoderar a los niños en la escuela y en el hogar, así como a la comunidad en general, a través de la alfabetización sanitaria que valore y respete los saberes y prácticas ancestrales que han salvado vidas durante generaciones. La educación en salud debe incluir la terapia de rehidratación oral, la preparación y uso de suero casero, la capacitación para que madres y niños mayores puedan identificar signos y síntomas de gravedad”.
 
Para el también docente universitario, la “educación, salud, ambiente, agricultura, formación de talentos en salud y organizaciones comunitarias deben derribar barreras artificiales y avanzar sin demora en la implementación de un plan integral e integrador para la salud de todos: humanos, animales y el ambiente”.
 
Desde la perspectiva Una Sola Salud
 
Carola Cedillo Villamagua, pediatra especialista en Infectología y Epidemiología con trayectoria en prevención y manejo de enfermedades infecciosas, ha estimado que “este episodio también nos recuerda una verdad fundamental: no puede haber cuerpos sanos en territorios enfermos”.
 
Cedillo ha sido enfática en señalar que “la leptospirosis no es solo un problema médico; es una alerta del profundo desequilibrio entre la salud humana, la salud animal y la salud ambiental”
 
“¿Cómo pretendemos proteger a las personas si no cuidamos el entorno donde viven? En las comunidades amazónicas como Taisha, el agua que beben, la tierra que pisan y los animales con los que conviven forman parte de un mismo sistema interconectado. La leptospira, esa bacteria que hoy cobraría vidas circula entre animales silvestres y domésticos, prospera en aguas estancadas contaminadas y encuentra en la pobreza estructural el escenario ideal para volverse letal”, ha recalcado.
 
Por ello, la especialista ha considerado que “es necesario reconocer que la deforestación acelerada, el avance de la frontera extractiva (petrolera, minera) y el debilitamiento de los ecosistemas naturales estarían contribuyendo a la aparición y expansión de enfermedades como esta”.
 
Cedillo ha seguido preguntando “¿Qué impacto tiene remover los equilibrios ecológicos sobre la carga de enfermedades infecciosas?” y advierte que la ciencia ya anticipo “que existe una relación directa entre degradación ambiental y mayor riesgo de zoonosis. El enfoque de Una Sola Salud no puede ser un lema vacío, sino el principio rector de toda acción pública. Cuidar los ríos, los suelos, los animales, es también cuidar a los niños que los habitan”.
 
Para la médica, “un feliz Día de la Niñez será posible cuando las políticas públicas garanticen su acceso real a servicios de salud de calidad, protejan su bienestar social y ambiental, y cuiden el territorio donde crecen. Es responsabilidad de todos garantizar que estas muertes no se repitan”.




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