DESDE EL HOSPITAL CALDERÓN
Enfermeras que construyen una cultura de la lactancia materna en Quito
Enfermeras del Hospital Calderón son la clave en la promoción de la lactancia materna exclusiva y en fortalecer el banco de leche humana
Bioquímica Carla Angulo; enfermera de Neonatología Gabriela Narvaez; y, enfermera de Banco de Leche, Gissela Mosquera del Hospital Calderón.
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Cristina Coello. Quito
El
rol asistencial de la enfermera en muchas unidades de salud se ha dado por sentado. Sin embargo, en esta
semana mundial de la lactancia materna, EDICIÓN MÉDICA visibiliza ese rol plasmado en su liderazgo para crear una cultura de la
lactancia materna exclusiva y además su empeño por fortalecer un banco de leche humana en el
Hospital General Docente Calderón.
En entrevista con la enfermera de Banco de Leche,
Gissela Mosquera; la enfermera de neonatología
Gabriela Narvaez; y, la Bioquímica responsable de pasteurización
Carla Angulo, se infiere la importancia que ellas dan al
trabajo en equipo para promover la lactancia materna, como el medio más importante de
prevención de las enfermedades y promoción de la salud.
Las tres han coincidido en señalar que el
Banco de Leche del Hospital Docente de Calderón, en Quito, ha consolidado una operación coordinada y multidisciplinaria que ha permitido captar, asegurar y distribuir leche humana pasteurizada para recién nacidos, especialmente prematuros y de bajo peso. El equipo ha priorizado la lactancia materna directa y, cuando no ha sido posible, ha intentado garantizar el acceso a
leche donada segura.
Mosquera ha resaltado que, para lograrlo, el personal sanitario y en especial las enfermeras, han identificado y acompañado a
madres con sobreproducción de leche, han realizado
visitas domiciliarias a madres donantes, han levantado
bases de datos y han organizado rutas que han optimizado tiempos y distancias para sostener un Banco de Leche Humana en el hospital.
Ella ha detallado que “el personal auxiliar arma kits y mantiene procesos rigurosos de lavado y desinfección de envases, mientras que la
coordinación interna del hospital ha integrado a neonatología, ginecología, nutrición, laboratorio y administración”, en un intento por consolidar el banco de leche humana del hospital.
En cada visita, “se verifica requisitos sanitarios, se toma muestras cuando han faltado exámenes, y se
capacita a las donantes” en extracción higiénica, manejo de tiempos y conservación adecuada de su leche, ha detallado.
No obstante, la Mosquera ha advertido que el servicio enfrenta importantes
barreras socioeconómicas y logísticas (como la ausencia de refrigeradores en hogares, cortes eléctricos y el uso de dispositivos de recolección no aptos) y las ha abordado con educación, apoyo práctico y ajustes operativos.
El banco de leche humana y la cultura de la lactancia
El personal del hospital se ha esforzado por consolidar esta cultura pro-lactancia con certificaciones, capacitaciones periódicas y adopción de estrategias como la
calostroterapia y el método
madre canguro. “Desde el guardia, hasta el médico especialista está concientizado”, ha asegurado Mosquera.
Pero más allá de eso, la enfermera de neonatología
Gabriela Narváez ha explicado, por ejemplo, que su equipo también mantiene seguimiento telefónico luego del alta a los niños prematuros que integraron el
plan canguro. También buscan a familias de estos bebés que interrumpieron controles e intentan sostener la adherencia al cuidado con
información clara y apoyo emocional.
Y actores importantes para el cuidado de esos prematuros han sido las
donantes de leche materna. “Ellas han sido parte activa de la solución: han sostenido la producción (donación) por meses, han recomendado el programa a nuevas madres y han incrementado
la red extramural que a veces ha compensado la baja donación interna”, ha comentado Narváez.
Sin embargo, Mosquera ha dejado claro que el cuidado de las enfermeras es tan minucioso que, cuando la salud materna o el
crecimiento del bebé de la donante lo ha requerido, el equipo detiene las donaciones para priorizar el binomio madre-hijo.
Otra parte importante de esa cultura, es el laboratorio. La
bioquímica Carla Angulo ha explicado que la leche recolectada en donación pasa un proceso de pasteurización, se realiza
controles físico-químicos y de temperatura, y se certifica la inocuidad de la leche de cada donante.
“Con este flujo, el banco ha cubierto entre el 70 y el 80 por ciento de las tomas que han requerido los neonatos, a la par que ha sostenido la
priorización de la lactancia materna propia”. Ha declarado Angulo.
Mosquera ha reiterado que este trabajo en equipo permite asegurar la
proteína específica, anticuerpos y bioactivos de la leche humana en etapas críticas, y ha aportado sostenibilidad económica a las familias al reducir la dependencia de sucedáneos.
Por otro lado, el banco de leche ha demostrado que la combinación de
ciencia, logística y cuidado del personal sanitario ha sido decisiva para mejorar el pronóstico de muchos recién nacidos en el hospital.
Un mensaje claro
Las tres han invitado al personal de saluda difundir la existencia de los bancos de leche y sumarse a la
red de apoyo.
Pero también, Angulo ha observado la necesidad de fortalecer la
educación sobre extracción higiénica, almacenamiento y
tiempos de conservación, para disminuir el descarte por acidez o contaminación.
Las tres son parte de la campaña del hospital de sensibilización denominada “
La leche es oro líquido”, que busca salvar y mejorar la salud de neonatos en esa unidad de salud, además de ser parte de los esfuerzos por disminuir la
desnutrición crónica infantil.