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Jueves, 14 de agosto de 2025
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Ecuador | Colombia
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DILEMA ÉTICO
Consejos y acciones para reducir el uso irracional de los antibióticos en Ecuador
En el último año, el 25% de pacientes ha reconocido haberse automedicado con antibióticos
Jueves, 14 de agosto de 2025, a las 17:26
Ponentes del encuentro 'Dilogos ticos: El uso irrazonable de los antibiticos: una mirada tica'.

Ponentes del encuentro 'Diálogos Éticos: El uso irrazonable de los antibióticos: una mirada ética'.


Redacción. Quito
En el siglo XXI, los antibióticos enfrentan un problema que amenaza con deshacer décadas de progreso: su uso inadecuado. Por ello, desde la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) se ha analizado el desafío ético de cómo equilibrar la demanda inmediata de estos fármacos con la necesidad de proteger su eficacia para las generaciones futuras.
 
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido que actualmente la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una de las principales amenazas para la salud pública, dado que reduce la capacidad de tratar infecciones y podría causar millones de muertes en el futuro si no se controla.
 
Por ejemplo, un estudio publicado en The Lancet ha revelado que la RAM contribuye alrededor de 322.000 muertes en América Latina y el Caribe, y de mantenerse la tendencia, la cifra podría llegar a 650.000 para 2050, situando a la región entre las de mayor mortalidad por esta causa en todas las edades.
 
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en Ecuador el 25 por ciento de los pacientes ha reconocido haberse automedicado con antibióticos en el último año, una práctica impulsada por la disponibilidad de estos medicamentos en farmacias sin requerir una prescripción formal.  
 
En este contexto, la UTPL ha organizado el encuentro ‘Diálogos Éticos’, con la participación de Rodrigo Astudillo Romero, docente de la carrera de Medicina de la UTPL; Gabriela Saritama Rodríguez, funcionaria del Hospital Manuel Ygnacio Monteros del IESS; María Eras, analista técnica de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA); Fernanda Cuesta Rengel, reconocida como mejor estudiante 2025 de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la UTPL. Han abordado el uso irracional de los antibióticos, desde una mirada ética.
 
Los ponentes han expuesto casos reales y dilemas cotidianos que atraviesan la práctica médica y farmacéutica. Rodrigo Astudillo ha mencionado un caso que resume el conflicto ético: un paciente exigía un antibiótico para tratar síntomas claros de una infección viral, un cuadro en el que estos medicamentos no tienen efecto.
 
“La presión del paciente, sumada al temor de que la situación se agrave y la falsa creencia de que ‘no le hará daño’ coloca al médico frente a una decisión difícil”, ha expresado. Entonces, el problema no se limita a los riesgos inmediatos como diarrea o alergias, sino incluye un impacto comunitario, es decir, cada dosis innecesaria ejerce presión sobre las bacterias, lo que acelera la aparición de cepas resistentes que pueden circular durante meses e incluso transmitirse a otras personas.
 
De su parte, desde el ámbito hospitalario, Gabriela Saritama ha detallado la experiencia del Programa de Optimización de Antibióticos (PROA) implementado en el Hospital Manuel Ygnacio Monteros. Gracias a este plan, ahora cuenta con 11 protocolos actualizados y un sistema de clasificación de fármacos, según la guía AWaRe de la OMS.
 
Bajo este esquema, los antibióticos de las categorías más restringidas solo se dispensan con una justificación clínica validada por un farmacéutico. De esta manera, se han evitado tratamientos redundantes, se han ajustado dosis a pacientes con insuficiencia renal y se han bloqueado prescripciones de antibióticos de última línea sin sustento, ha agregado Saritama.
 
“Cada intervención oportuna no solo protege al paciente, sino que preserva herramientas terapéuticas para el futuro”, ha enfatizado.
 
Al respecto, María Isabel Eras se ha referido al marco normativo que regula la dispensación de antibióticos en Ecuador, como la Ley Orgánica de Salud y las resoluciones de ARCSA, que exigen que todo medicamento de este tipo sea vendido únicamente con receta médica válida y registrado en controles internos de las farmacias.
 
Sin embargo, la funcionaria ha advertido que el cumplimiento es irregular y que las inspecciones (focalizadas y aleatorias) evidencian aún dispensación sin receta.
 
“Un antibiótico mal usado hoy puede ser un tratamiento ineficaz mañana”. Por ello ha hecho un llamado a la corresponsabilidad que deben asumir tanto reguladores como profesionales de la salud.
 
Por su parte, Fernanda Cuesta ha abordado un problema cultural: la percepción errónea de que un antibiótico es “solo una pastilla más”. Con ejemplos simples, ha comparado la apariencia de un analgésico con la de un antibiótico y ha evidenciado cómo muchos pacientes desconocen sus diferencias y riesgos. Además, ha alertado sobre el vacío legal en la exigencia de receta para la venta de antibióticos, dado que no existen sanciones claras, lo que limita su control.
 
“Decirle ‘no’ a un antibiótico sin receta es también una forma de cuidar”, ha asegurado Cuesta.


 
Como conclusión, se ha dejado claro que la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos requiere de acciones simultáneas en varios frentes: educación al paciente para evitar la automedicación, protocolos estrictos en hospitales, control riguroso en farmacias y ética profesional que priorice el bien común sobre la complacencia inmediata.



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