Edición Médica

Hernán Lupera, jefe del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital Metropolitano.

Cristina Coello. Quito
El increíble avance de la investigación en Biología Molecular ha permitido que en estos últimos 20 años se desarrollen nuevos mecanismos de control de varios tipos de cáncer, lo cual ha modificado significativamente la sobrevida de los pacientes, ha comentado Hernán Lupera, oncólogo hematólogo, jefe del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital Metropolitano.
 
En entrevista con EDICIÓN MÉDICA, ha recordado que sigue en aumento la incidencia y prevalencia de cánceres como el de próstata, estómago, pulmón, mama, tiroides, cuello uterino, linfomas, entre otros.
 
Por lo cual “el país no puede permanecer alejado de la innovación terapéutica”. No obstante, ha dejado claro que muchos profesionales podrán tener los conceptos muy claros de los nuevos fármacos, pero su utilización requiere cierta tecnología que oriente con precisión su manejo.
 
Lupera ha comentado que el hospital Metropolitano aplica “todos los días tratamientos innovadores. El uso de anticuerpos monoclonales, tirosina-quinasas, la inmunoterapia son una práctica corriente”, debido a que posee un servicio de patología con la tecnología para realizar diagnósticos moleculares.

Para aquellos pacientes que no responden a un tratamiento, el Metropolitano utiliza los servicios de ‘Fundation Medicine’ que realiza la secuenciación de genes y estudio molecular del tumor para encontrar otras vías de tratamiento innovadoras y personalizadas.
 
“Mientras más conocemos el genoma humano y los genes involucrados en cáncer, mejor entendemos cómo funcionan los medicamentos”, ha considerado.
 
El paraguas, desde la prevención
 
Aunque Lupera ha destacado la eficiencia de las nuevas terapias para tratar el cáncer, también ha recalcado que el primer esfuerzo de una política pública es la prevención, “es lo más costo- eficiente”.
 
“Luego debemos tener una plataforma de diagnóstico adecuado que involucra patología, genética y diagnóstico molecular para poder caracterizar desde el punto de vista biológico las enfermedades y poderle dar a quien necesita, una terapia más intensa e innovadora y a quien no, otro tipo de tratamiento”.
 
Tratar el cáncer “implica abrir el paraguas desde la prevención, pasar por el diagnóstico y llegar a la terapéutica innovadora, en el caso de necesitarlo”, ha insistido.
 
Innovación terapéutica
 
Según el especialista, “todos los modelos (tipos) tumorales se han beneficiado de la innovación terapéutica”, pero ha recordado que los mayores esfuerzos de investigación se han dado en las patologías prevalentes como el de mama, colon, pulmón y hematológicas.
 
Para ese desarrollo ha sido necesario “entender desde el punto de vista genético cuales son los genes involucrados en el desarrollo de tumores. Eso ha repercutido en que la investigación básica busque las causas esenciales y los mecanismos lógicos de control de la enfermedad”.

Lupera ha resaltado que “para ganar a esta enfermedad es importante detectarla de forma temprana, mientras más incipiente es la patología, la probabilidad de controlar la enfermedad es superior”. Por ello, ha hecho un llamado a mejorar las políticas de salud pública en el tamizaje de cáncer de cuello de útero y cáncer de pulmón, por ejemplo.
 
También ha reiterado la necesidad de contar con laboratorios enfocados al manejo de tumores, estudios genéticos, moleculares “para categorizar de mejor manera la patología y estratificar al paciente de acuerdo al perfil biológico y de riesgo”.
 
Hay muchos tumores en los que la quimioterapia convencional, radioterapia y cirugía siguen siendo una opción de tratamiento válida con la mejor evidencia, pero hay otros en los que la combinación con biológicos ha permitido mejorar la eficacia.
 
Hay otros en los que ya no se usa quimioterapia y el tratamiento adecuado es el medicamento biológico. “Eso depende del tipo de tumor y del estadio de la enfermedad”, ha detallado Lupera.

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