Edición Médica

La carga viral es mayor en las lesiones cutáneas.

Redacción. Quito
Un estudio observacional realizado en España en el que participaron el Hospital Universitario 12 de Octubre, el Hospital Universitario Germans Trias, la Fundación Lucha contra las Infecciones y el Hospital Universitario Vall d’Hebron ha determinado por primera vez que son   7 los días de incubación de la viruela del mono en el actual brote.
 
En anteriores brotes en la República Democrática del Congo el periodo de incubación se situaba entre los 15 y los 22 días. Sin embargo, en las personas que han participado en el estudio español se ha calculado que el tiempo de incubación se ha reducido a siete días.
 
La investigación publicada en la revista ‘The Lancet’ (aquí el enlace) ha estimado que con este breve tiempo de incubación las campañas de vacunación deberán centrarse en la inoculación preexposición.
 
Según se ha detallado en el estudio, el 18 por ciento de las personas positivas en viruela del mono que participaron tenían suministrada la vacuna de la viruela en su infancia. El hecho de haber sido contagiados a pesar de esa inoculación previa ha evidenciado que "es importante y merece una mayor investigación la protección que proporciona este suero en el contexto del brote actual".
 
Los resultados de las pruebas PCR de los pacientes en estudio (181) han señalado que la carga viral es mayor en las lesiones cutáneas que en las muestras extraídas de la faringe. Por ello, los investigadores han ratificado que el contagio por vía área es menos relevante que el que se produce por contacto directo con la piel, es decir que el mayor número de contagios se pueden producir en los encuentros sexuales.
 
En ese sentido, también han considerado que "debe investigarse más a fondo para conocer si la transmisión respiratoria es viable y guiar en consecuencia la decisión relativa al aislamiento respiratorio domiciliario de los afectados".
 
Apunte para los médicos
 
Los investigadores españoles han insistido en que la viruela del mono es una enfermedad que en la gran mayoría de los casos se está manifestando de forma leve, pero a menudo dolorosa. Según la publicación, 4 de cada 10 pacientes en el estudio necesitaron tratamiento médico para manejar complicaciones como pústulas en la zona genital y anal, inflamación del glande y del recto, amigdalitis, úlceras bucales, entre otros.
 
"Los médicos deben tener un alto índice de sospecha de la enfermedad", han insistido los investigadores puesto que la enfermedad puede manifestarse con síntomas atípicos.
 
Esta enfermedad, asociadas a los positivos tras mantener relaciones sexuales anales u orales con otros positivos, son muy dolorosas por lo que requiere tratamiento sintomático. El 39 por ciento de los afectados por el virus, han requerido algún tratamiento para aliviar los síntomas, según los datos del informe publicado.
 
“Hay un mayor impacto clínico del que se estaba asumiendo”, ha comentado Oriol Mitjà, coordinador del estudio. Más allá del dolor que pueden causar las propias pústulas, el estudio ha concluido que la inflamación del recto, provocada por el sexo anal receptivo, produce grandes dolores al defecar y la amigdalitis, ocasionada por el sexo oral, provoca grandes problemas para tragar. “Tanto es así que uno de los hospitalizados estudiados tuvo que ingresar porque no podía ingerir alimentos”, ha añadido Mitjà, experto en enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias.

---