Edición Médica

Tedora Kolarova, ex presidenta de INCA.

Redacción. Quito
Según la investigación “First Global NET Survey”, realizada en 12 países entre la Alianza Internacional de los Cánceres y Tumores Neuroendocrinos (INCA por sus siglas en inglés) y Novartis, las personas que padecen tumores neuroendocrinos (NET por sus siglas en inglés) acuden en promedio a seis especialistas distintos antes de encontrar el diagnóstico correcto (48 por ciento de los que participaron en el estudio).
 
En este estudio también se ha encontrado que los pacientes con NET tardaron entre 5 y 7 años en lograr un diagnóstico correcto; que el tiempo promedio para el diagnóstico fue de 52 meses; y que cerca del 80 por ciento llegan al tratamiento en un estadio avanzado.
 
En este sentido, se ha hallado que casi la mitad de los pacientes encuestados recibieron como diagnóstico inicial síndrome de intestino irritable (39 por ciento), gastritis (38 por ciento), trastorno psicosomático (22 por ciento), menopausia (12 por ciento), asma (13%), entre otros. Mientras que un 25 por ciento recibió el diagnóstico de forma casual, al realizarse una endoscopia, por una apendicitis, una cirugía ginecológica o a causa de una pancreatitis.
 
Solo un 18 por ciento de los pacientes ha dicho que se le diagnosticó acertadamente desde el principio, según el estudio.
 
“Mucho puede cambiar en 5 años, y nadie debería esperar tanto tiempo para un diagnóstico NET. Desafortunadamente, esta es la realidad para muchos pacientes con NET. Crear conciencia y difundir la palabra de esta rara afección a la mayor audiencia médica posible es la forma más válida de acortar este viaje al diagnóstico de NET”, ha dicho Tedora Kolarova, ex presidenta de INCA.
 
El dato
 
Entre cinco y diez de cada 100 mil personas sufren tumores neuroendocrinos que se desarrollan en las células que liberan hormonas a la sangre. Comúnmente los síntomas aparecen de manera tardía y dependen de la localización del tumor, sin embargo, en general, se manifiestan como presión baja, dolor abdominal, pérdida de peso, diarrea y alteración del hábito intestinal, sangrado digestivo (si se localizan en el tracto gastrointestinal), tos, dificultad para respirar, dolor torácico, y sangre en la saliva si se hallan en pulmones o bronquios.

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