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Necesitamos hablar más sobre la COVID Prolongada


Lunes, 13 de mayo de 2024, a las 20:39
Gabriela Zambrano, docente investigador de la Universidad Central del Ecuador (UCE) y profesora de posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

Es importante reconocer a esta entidad como un síndrome real que trae manifestaciones y secuelas independientemente de la gravedad de la infección. Incluso ahora sabemos que en un 90 por ciento de los casos esta se desarrolla después de una infección leve1.

Han pasado ya cinco años desde que comenzó la pandemia y seguimos aprendiendo de este síndrome, como médico clínica continua en atención directa de pacientes con manifestaciones que van desde la fatiga crónica con deterioro cognitivo, ansiedad y depresión, hasta el aumento de incidencia de tromboembolia pulmonar, infarto agudo de miocardio, diabetes mellitus II , entre otras presentaciones más atípicas que se presentan luego de un resfriado común, entre oleadas de pacientes que solicitan hasta la fecha atención por un diagnóstico preciso, debido a que no existe un criterio específico de cómo resolver cuadros tan variopintos.
 
En las salas de emergencias, en pacientes después que se presentaron después del primer mes de la infección por COVID-19 e incluso luego del primer año, empezamos a presenciar un incremento de eventos cardiovasculares incluyendo accidentes cerebrovasculares isquémicos, insuficiencia cardíaca y taquicardias posturales. Estos hallazgos luego fueron confirmados en estudios realizados en veteranos estadounidenses vs controles sanos reportados recientemente2.
 
Cuando empecé a ver pacientes en la consulta y atender pacientes después de los picos estacionales pude constatar que las más afectadas son mujeres de entre 35 y 49 años en adelante, teniendo un impacto de casi dos veces más en la tasa de Long COVID en adultos mayores, y afectando la calidad de vida viven estas personas. 

Datos reportados por CDC evidencian que un 8 por ciento de las personas que padecen esta enfermedad, se recuperan luego de dos años de padecerla3-4. En general una persona es tres veces más propensa a padecer covid prolongada después de tres reinfecciones versus una sola infección5

Aunque sabemos que muchas de las infecciones virales que conocemos hasta hoy pueden generar síndromes postvirales con encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica como el virus de Epstein-Barr, los virus del herpes como el citomegalovirus, que sabemos que pueden persistir en las personas.

Luego está toda esta otra clase de virus, como los coronavirus, que normalmente son virus de ARN que se creía en el pasado no persistían en los tejidos.

Entendiendo como se origina y se cronifica la enfermedad dentro de las hipótesis sobre las cuales ahora comprendemos la COVID prolongada, tenemos ya en la palestra a mecanismos como la inflamación endotelial con microtrombosis, la desregulación del sistema inmune, la disbiosis de la microbiota y la autoinmunidad. De hecho el riesgo de diagnóstico para la artritis, lupus, psoriasis y enfermedades del tejido conectivo es de alrededor de 3 veces mayor y alrededor del doble para enfermedad celíaca, también llama la atención también un riesgo de >2,5 mayor para la diabetes tipo I6.

Uno de los mecanismos descubiertos recientemente es la persistencia viral en los tejidos, la misma que puede durar hasta dos años. Fenómeno descrito en la Conferencia de 2024 sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2024), por el Dr. Michael Peluso7.

En este estudio, aunque no hubo evidencia de que la persona se hubiera reinfectado se encontraron fragmentos del ARN en el tejido conectivo donde se encuentran las células inmunitarias, lo que sugiere que los fragmentos virales estarían provocando un ataque al sistema inmunológico . En algunas de las muestras, los investigadores encontraron que el virus podría aún permanecer activos7.
 
Estos hallazgos motivan una agenda de investigación urgente sobre biomarcadores específicos para este síndrome que expliquen fenotipos de enfermedad de forma clara, así también como manifestaciones clínicas de la persistencia del SARS-CoV-2 y los síntomas crónicos post agudos (por ejemplo fatiga, dolor y dificultad cognitiva) y eventos cardiovasculares que ya he mencionado previamente. 

Actualmente sabemos que el impacto en la actividad diaria, es decir, las limitaciones en adultos de 18 años o más, diagnosticados con covid persistente es de un 79.4 por ciento8. ¿Pero existe en realidad percepción de que uno de cada cinco trabajadores diagnosticados de ¿Covid persistente no regresará a trabajar? Incluso el 78 por ciento de estos trabajadores tiene menos de 60 años. Entre los que no habían vuelto a trabajar, el 62 por ciento lleva más de 1 año de baja 9.

¿Pueden las vacunas contra covid-19 ayudar a prevenir la persistencia viral que provoca la COVID prolongada?

De acuerdo con la evidencia actual el diagnóstico de COVID prolongada durante el seguimiento fue de 3,5 veces mayor para quienes no estaban vacunados en comparación con quienes sí estaban vacunados10

Las dosis crecientes de vacuna aumentan la protección contra la COVID prolongada y la eficacia de una dosis, dos dosis y tres o más dosis fue del 21 por ciento, 59 por ciento y 73 por ciento, respectivamente en evitar esta entidad10.
 
Estos hallazgos sugieren una fuerte asociación entre recibir las primeras tres dosis de la vacuna de COVID-19 y un riesgo reducido de recibir un diagnóstico de COVID persistente

Estos resultados resaltan la importancia de la vacunación periódica idealmente semestral en grupo vulnerables como adultos mayores de 50 años, personas obesas, mujeres embarazadas, inmunocomprometidos de cualquier edad, así como niños de entre 6 meses a 5 años, y por qué no mencionar también a la población económicamente activa es decir todos los adultos jóvenes, para reducir la carga de la COVID prolongada en toda la población.

Referencias: 

1.-Carga Global de Enfermedad Colaboradores Largos COVID JAMA. 2022;328(16):1604–1615.

2.- Xie Y, et al. Nat Med. 2022;28(3):583-590.

3 - Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). https://www.cdc.gov/nchs/covid19/pulse/long-covid.htm Consultado el 23/03/2024 . Incluye adultos con y sin discapacidad.

4 – Mateu L et al. 2023;33:100724 The Lancet Regional Health https://doi.org/10.1016/j.lanepe.2023.100724.

5 - Bowe B, et al. Nat Med. 2022;28(11):2398-2405.

6.- Chang R, et al. ECMedicina Clínica. 2023;56:101783.10.- Peluso M.Persistencia de antígenos basados ??en plasma en la fase posaguda de COVID-19 Publicado:08 de abril de 2024DOI: https://doi.org/10.1016/S1473-3099(24)00211- 1.

7.- Peluso M.Persistencia de antígenos basados ??en plasma en la fase posaguda de COVID-19 Publicado:08 de abril de 2024DOI: https://doi.org/10.1016/S1473-3099(24)00211-1.

8. - Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). https://www.cdc.gov/nchs/covid19/pulse/long-covid.htm Consultado el 23/03/2024.

9.- NYSIF. Consultado el 6 de marzo de 2024.https://ww3.nysif.com/~/media/Files/NYSIF_Publications/PDF/NYSIFLong
COVIDStudy2023.ashx. 

10.- Lundberg-Morris et al; BMJ 2023;383:e076990.