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Eficacia, seguridad y calidad en los medicamentos


Jueves, 23 de junio de 2016, a las 18:00
Fue alentador el gran esfuerzo que el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) puso en la búsqueda y compra de medicamentos de calidad para la Red Pública de Salud, luego de una cuestionada primera subasta.
 
Ahora está en ejecución una segunda subasta invertida de medicamentos y han surgido nuevamente dudas e intensas polémicas por el proceso y, sobre todo, preocupación por la calidad de medicamentos que van ser distribuidos en la red.
 
El Ministerio de Salud, Sercop y la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) han puesto las manos al fuego por la calidad de las medicinas que se van a adquirir.
 
Ellos hablan de calidad, seguridad y eficacia pero no han mencionado nada sobre biodisponibilidad y equivalencia de esos medicamentos adquiridos en la subasta.
 
Expertos en farmacología y los mismos encargados de las farmacias de las instituciones sanitarias públicas saben que solo esos dos tipos de estudios garantizan la calidad y eficacia de las medicinas.
 
Eso no quiere decir que se está abogando por los medicamentos de las grandes transnacionales. Más bien, se espera mayor exigencia a la industria (nacional) de genéricos, ya que éstos también deberían tener esos dos tipos de estudios.
 
Según Sercop se está socializando un sistema de alertas tempranas sobre la calidad de los medicamentos subastados que permitirá a una red de laboratorios realizar el análisis de las medicinas.
 
¿Qué clase de alertas son esas? ¿Cómo van a analizarlos si el país no cuenta con laboratorios que puedan certificar la biodisponibilidad y bioequivalencia de esos medicamentos?
 
Pero la responsabilidad no solo es del Estado. La industria le tira la pelotita a los organismos de control gubernamentales por la garantía de esos medicamentos en vez de demostrar sus avances, estudios y mejoras en la elaboración de medicinas de calidad.
 
Todas las empresas locales siguen trabajando con un básico reporte (el 32) emitido en 1992 por la Organización Mundial de la Salud, de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y en el que sustentan la calidad de sus productos.
 
México y Cuba, por ejemplo, trabajan con el reporte 45 y están trabajando para sujetarse al 48 este año y hasta están aplicando para ser parte del grupo europeo de Sistemas de Calidad en la Industria Farmacéutica PIC (Pharmaceutical Inspectors Conventions).
 
Mientras tanto, la industria en Ecuador no ha mejorado procesos, y peor aún, tampoco se ha esforzado por aplicar estudios de biodisponibilidad y bioequivalencia, que por supuesto son costosos pero nos aseguran una real calidad.
 
Por lo tanto, empresa privada y Estado deben asumir la responsabilidad en la falta de estudios serios de los medicamentos que próximamente serán distribuidos en la red pública de salud.
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